El método te ayudará a conseguir tus metas

Por: Alejandro Rutto Martínez

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Cuando tenemos un método para hacer las cosas todo es un poco más sencillo y se llega mejor a los resultados previamente fijados.  Los métodos suelen ser una buena guía pues permiten escoger un curso de acción y luego apegarse a él todo lo que se pueda y hasta cuando se pueda.   Si así lo hacemos recibiremos un premio de verdad apreciable: un ahorro significativo de esfuerzo, de fatiga y de tiempo. Y una disminución de la incertidumbre y de los riesgos de que las cosas salgan mal.

Recuerda, que tu propósito es cumplir una cita a la que no debes faltar con tu éxito y con los mejores logros para los cuales te ha venido preparando Dios, por eso es necesario que te apliques a tu propio método y disfrutes de las ventajas de de seguirlo:

1.       Un método permite que desarrolles tu potencial y lo hagas de manera ordenada y sistemática y segura. Sentirás que vas por buen camino y podrás enterarte si algo no va bien para que tomes los correctivos necesarios. Con tu método tendrás la seguridad de que marchas en la dirección correcta y de manera anticipada podrás decidir si mantienes el rumbo o haces algunos cambios de acuerdo con las circunstancias que se presenten.  

2.       Un triunfador debe tener un método especial para desarrollar sus planes y éstos deben estar concebidos para alcanzarse dentro de cierto límite de tiempo.  No se te olvide estipular un tiempo para obtener tus metas parciales y también las metas definitivas. Si una meta parcial no se ha conseguido dentro del tiempo fijado, seguramente se verá afectada toda la estructura del plan.  Recuerda, todo en la vida tiene sus etapas. Un jardinero prepara la tierra, la abona y luego siembra… Un método que luego le permitirá mirar con satisfacción la flor que una mañana le sonreirá con amor.  Todo método incluye un inicio, un desarrollo y un final. Trabajemos para que sea un final feliz.

3.       Fíjese unas reglas y luego sígalas. Las reglas te permiten trabajar con disciplina y respetar tu método y tu forma de trabajar.   Te llevan a tener una disciplina de trabajo y a sacar un mayor provecho a tu trabajo.  Es necesario, eso sí, atender una recomendación: las reglas tienen que contribuir también al logro de los objetivos y no deben ser una muralla, un obstáculo para llegar al propósito que tengamos.

4.       A propósito de métodos y de orden no se te olvide el orden en tu propia familia. Ese es el primer escenario en el que se debe ejercer  un buen liderazgo. La familia es, en sí misma una empresa. Y una empresa bien difícil de manejar, pero es la que reporta las mayores satisfacciones. Que tu método no interfiera con la familia ni perjudique la armon ía que debe tener con los tuyos. Nunca podrás calificarte como exitoso si tu hogar está destruido o a punto de deshacerse. Mucha atención con este punto porque tiene más importancia de la que comúnmente se le atribuye. Recuerda bien, procuraque tu método incluya la preservación de la unidad familiar.

5.       Una recomendación más antigua, tanto, que ya la conocía las abuelas de nuestras abuelas: tenga un lugar para cada cosa y deje cada cosa en su lugar.  No es necesario reincidir en una larga descripción de las ventajas que tiene el hecho de ser ordenados. El orden da claridad, evita la pérdida de tiempo y permite cumpoir las reglas, tanto las que nos hemos fijado, como las que provienen del entorno. La falta de orden causa enormes dolores de cabeza.  ¿no te ha pasado por ejemplo que alguien por error intenta cobrarte un recibo o una factura que ya has pagado?  La única prueba válida de que estás libre de esa deuda es un documento con los señños y las firmas correspondientes pero…a veces por falta de orden no lo encontramos y el dolor de cabeza es grande.

Piensa serenamente en lo que deseas y acoge el método que sirva a tus propósitos. No se te olvide que el propósito es cumplir una cita con tu historia y con los planes de Dios para tu vida. Tu ropósito es conquistar una sonrisa de parte de tu creador. Conquistar la cumbre del éxito y conquistar también tu propia sonrisa de felicidad.

Adelante, en tu camino hacia la victoria. 

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