Biografías

lunes, 16 de mayo de 2016

Laid del Socorro Díaz, maestra sabia y mujer esforzada

Laid del Socorro Díaz nació en Fonseca, sur del departamento de La Guajira en un hogar lleno de fe, de amor y de hijos fundado por Arcadio Díaz e Idalis Frías, fonsequeros humildes de sueños grandes cuyos padres eran oriundos de Barrancas.

Don Arcadio Díaz, un campesino de manos recias y costumbres nobles, tomó como esposa a la bella Joven Idalis Frías, a quien sus padres criaron como a las niñas de antes: con decencia, respeto y la instrucción necesaria para que fuera una buena esposa y madre.   Cuando unieron sus vidas se prometieron fidelidad, apoyo y compañía para siempre.  A la luz de una esplendorosa luna fonsequera elevaron su plegaria a Dios para que les diera muchos y buenos hijos.

Dios los complació en todo, especialmente en regalarles una familia numerosa. Primero nació Laid del Socorro, luego Wilder Alfonso, y después Wilmer Alberto, Dalis Leonor, Daexis María, Lenisbeth, Lisbeth Caterine y Yenis Josefina.
En ese hogar, lleno de cariño nació “La seño” Socorro como todos la conocen en La Guajira.

Infancia
Además de unos padres que la amaban y le brindaban todo lo necesario para crecer como una niña sabana y hermosa, Laid tuvo siempre el apoyo de su madrina María Marcelina Amaya.  Cuando la niña tenía cinco años habló con sus compadres Arcadio e Idalis para que le permitieran llevarla a Maicao en donde se ocuparía de su crianza y de su educación.

De esa manera llegó a Maicao, ciudad que la  marcaría para siempre  y en donde recibiría sus mejores oportunidades para crecer como persona y como profesional.  

Primeros estudios
Sus estudios de preescolar y primaria los inició en el colegio Niño Dios, ubicado en donde años más tarde funcionaría el Colegio Sindelima. Allí cursó hasta segundo de primaria y regresó a Fonseca para continuar sus estudios en el Colegio  en La Inmaculada. 

Tiempos de la secundaria
Regresa a Maicao y cursa otros dos grados en el Colegio Cooperativo Femenino.   La familia decide enviarla al interior del país para que se forme como normalista. Sólo alcanzó a estudiar el tercero de bachillerato (octavo grado) en el municipio de Nemocón, pues su madrina le pidió que regresara a su lado en Barranquilla. 

Se matricula en la Normal Mixta Costa Norte en donde termina su secundaria y recibe su grado como Normalista en Educación Preescolar. 

Estaba por finalizar la década de los  70 y en La Guajira se vivía el ambiente pesado y enrarecido de la bonanza marimbera.  

La educación no era una prioridad y las escuelas no atravesaban por sus mejores tiempos.  La siembra, recolección y comercialización de la yerba era un negocio muy bueno. 

Ser maestro, en cambio, no era muy llamativo para los jóvenes.  Pero para ella sí. De manera que siguió adelante con sus sueños de ser maestra y de realizarse como mujer y como profesional.

Inicio de una brillante carrera como educadora
A Laid del Socorro no le interesaba nada que no fuera iniciar lo más pronto posible su carrera como educadora y ganar algún dinero para apoyar a sus padres, quienes estaban afrontando dificultades para sostener a su numerosa familia.

El 12 de junio de 1.979 Dios la ayuda a cumplir uno de sus sueños. Ese día recibió su nombramiento como maestra en la Escuela Urbana Mixta Loma Fresca de Maicao.  

El día antes de su primera clase no pudo dormir, pues imaginaba una y otra vez su entrada al salón y su encuentro con los 30 niños a los cuales amaría como si fueran sus propios hijos.

Amigos para toda la vida
Sus primeros años en la docencia la marcaron para siempre y le proporcionaron la amistad de sus compañeros de trabajo, con quienes conformó una gran familia. Entre ellos se encuentran su querida directora y consejera Elfa Viecco de Cuello, Cenira Tapias, Elena Gil, Lucía Jiménez, Dolly Manjarrez y Alexis Iguarán, entre otros.

Alumnos que la llenan de orgullo
De  esos primeros años también tiene gratos recuerdos sobre la cara hermosa de aquellos niños que día a día entraban al salón arrastrando el bolso en el que tenían sus útiles escolares. 

Los mismos que de vez en cuando dejaban asomar una lágrima de tristeza porque les hacían falta sus padres o sus hermanos y ella debía hacer uso de sus palabras más dulces, sus gestos más tiernos y su sabiduría para contentarlos.  Esos niños crecieron y se educaron y hoy son eminentes profesionales, dedicados a servirle a la comunidad en diferentes ámbitos.

El tiempo ha pasado pero su memoria la auxilia para recordar a John Alex Villadiego, quien hoy ejerce como médico; su querida alumna Audrenys Miranda, convertida hoy en una excelente profesional del derecho y Henry Villa, dedicado a actividades sociales y cívicas y miembro del concejo municipal.

Otras instituciones piden sus servicios
Su fama de buena profesora corría por los hogares y barrios de la ciudad. Donde quiera que había un estudiante suyo había un niño, un papá  y una mamá que la recomendaban. Por eso no tardó en recibir ofertas de instituciones privadas que desean contar con sus servicios.

Es así como empieza a trabajar en el Liceo Luis A. Robles, en donde se desempeña como rectora, en el Instituto Fronterizo y en el Jardín Infantil Rosa Agazzi.
El trabajo es muy duro pero a ella le gusta servir. Y además, el esfuerzo le permite ahorran algunos recursos que cada mes envía a sus padres en Fonseca para ayudarlos en la educación de sus hermanos.

La seño que prende la alegría
Siempre se caracterizó por su espíritu festivo y por su alegría.  Además tenía un gran liderazgo y  era la experta en fechas especiales. Por eso tuvo a su cargo las grandes celebraciones de las escuelas y colegios en los que trabajaba. 

Sus compañeros y la comunidad educativa la respaldaban para que fuera ella la que organizara la celebración del Día del Idioma, Día del Maestro, Día de las Madres y los grados.   Cuando decimos organizar era participar en todo, desde la consecución de los fondos, hasta la presentación del programa. Si había que participar en un baile o en una obra de teatro ella era la primera bailarina o la primera actriz en presentarse a los ensayos.  

Podemos decir que Laid del Socorro gozó cada uno de los días que permaneció en el magisterio.

Mujer de familia
En 1.975, durante una temporada de vacaciones en Fonseca conoció al profesor Orángel Plata Frías, quien trabajaba en Maicao.  

Entre los dos nace una relación muy especial que los lleva a unir sus vidas en el vínculo del matrimonio. Van al altar el día 22 de octubre de 1.976, uno de los días más felices de su vida.

Dios le permite ver realizado otro sueño cuando nace su hija Mónica Mileth Plata Frías. Un poco más adelante llegaría Yojana Virginia y Más tarde Luis Alejandro.

Su deseo de prodigar amor y de tener una familia grande es ilimitado. Por tal razón adopta a dos niñas a las que les da todo su afecto y cariño. Son ellas Mayerlin Virginia y Alejandra Marcela, quienes la adoran con todo su corazón.

Además de una buena crianza era necesario brindarles a sus hijos la mejor educación y así lo hizo siempre.    Gracias a su dedicación y trabajo duro sus hijos se hicieron profesionales. Mónica se graduó como fonoaudióloga y Especialista en Gerencia de Salud en la Universidad de Santander; Johana Virginia terminó Enfermería Superior en la Universidad de Simón Bolívar y Luis Alejandro es Ingeniero Civil de la Udes.

Sus hijas menores aún se encuentran en proceso de terminación de estudios, para lo cual les está brindando todo su apoyo.

Sus estudios Universitarios
Laid del Socorro es una buena estudiante, pero durante muchos años se concentró exclusivamente en el trabajo.  En 1994 inició sus estudios en la Universidad del Magdalena, en donde obtuvo el título de Licenciada en Ciencias Sociales. Y más adelante concluyó estudios como abogada en la Universidad Americana en Barranquilla.  

Decidió estudiar derecho para tener todas las herramientas conceptuales y legales para atender otro de los llamados de su condición de mujer esforzada: la vocación de servicio por la comunidad.

Servicio Cívico y Social
Además del trabajo en el magisterio ha trabajado arduamente en beneficio de las comunidades.   Tanto, que los habitantes de cierto sector vulnerable de la ciudad decidieron escoger su nombre para bautizar su barrio. Así nació  “Villa Socorro”.

En el año 2003 se postuló como candidata al Concejo Municipal y obtuvo una alta votación que le permitió convertirse en una de las más brillantes coadministradoras Maicao.  

Fueron años intensos en los que compartía el ejercicio de la docencia con las agitadas sesiones en el cabildo de Maicao.

En el año 2007 renunció al magisterio después de 28 años de servicio y se postula nuevamente como candidata al concejo. 

De nuevo la ciudadanía la respalda de manera amplia y se convierte en concejal por segunda vez.

En este segundo período es escogida como presidenta de la corporación en reconocimiento a su liderazgo, a sus buenas relaciones y a su capacidad para lograr la unidad de los diferentes sectores políticos alrededor de una noble causa: el progreso de Maicao.

Recuerda con cariño a todos los concejales de la época con los que se hizo un gran equipo, como si todos pertenecieran al mismo partido político y a la misma familia. Entre sus compañeros más cercanos figuran Federico Pinto, Indira Issa, Camilo Mendoza, Hermis Gómez, Hugo Montalvo, Germán Arrieta, Jorge Luis Solano, Enrique Suárez y Eliécer Quintero.

El libro de Socorro
“Mi libro es la Biblia, siempre la llevo conmigo y la leo todos los días”

Una frase que le gusta
Extraída de la Biblia: “¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo?”  (Lucas 6:42)

El día más triste de su vida
26 de agosto del 2000. Ese día me destrozaron el corazón al asesinar a José María “Chema” Benjumea, Idwin Benjumea y Elías Plata

Una persona que admira:
El papa Francisco

Una frase propia
“Renuncié del magisterio porque hay muchos jóvenes que necesitan trabajar. Y yo no me iba a poner viejita como maestra negándoles a los demás su derecho al trabajo”



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