Biografías

jueves, 21 de abril de 2016

Apuntes sobre comunicación eficaz




Escrito por: Alejanro Rutto Martínez

Comunicarse, transmitir los sentimientos, son actividades que se aprenden desde una edad muy temprana. Desde el vientre materno la nueva criatura envía a sus padres algunos mensajes y así lo hará a lo largo de toda su vida.  

Comunicar lo que se piensa,  dar a conocer las necesidades que se tienen, ponerse de acuerdo con otras personas, pedir ayuda, dar amor…las actividades cotidianas más sencillas exigen que hay una comunicación permanente y adecuada de acuerdo con las circunstancias.

La comunicación va cambiando al paso del tiempo y se  impone la necesidad de aprender nuevas formas de construirla, de vivirla y de hacerla efectiva. Es por eso que el nivel de comunicación debe mejorar a medida que el individuo desempeña roles de mayor responsabilidad, sobre todo cuando debe interactuar con colectivos más o menos grandes, los cuáles a su vez tienen unos distintos niveles, siempre crecientes, de exigencia.

Las personas somos seres en permanente comunicación y no lo hacemos solo con la palabra hablada o escrita.   Comunicamos con la mirada, serena o intranquila; con el rostro, arrugado o relajado; con el movimiento de nuestras manos,   con los gestos que hacemos durante una comunicación y aún con la postura que tenemos cuando estamo
s delante de un interlocutor o frente a un auditorio.

La comunicación efectiva, es decir, la que produce los resultados deseados,  tiene varias características, reglas y exigencias.   No se trata de que el comunicador tenga un lenguaje refinado o que se sepa todas las reglas del idioma, sino que hable en la forma en que se esperaría que lo hiciera de acuerdo con el rol que tiene en  la sociedad y, además, algo muy importante:  que los receptores lo entiendan y lo entiendan bien.

La  responsabilidad de la comunicación reside principalmente en el emisor, pues se supone que es quien desea transmitir un mensaje y que éste tenga un efecto.   Por lo tanto está a su cargo el esfuerzo de expresarse con claridad, utilizar los canales adecuados, estructurar un mensaje sin ambigüedades.

Quien quiera comunicarse debe hablar bien, escribir bien, utilizar la entonación, el timbre y el volumen adecuado y, algo que también cuenta, usar la postura adecuada ante sus oyentes.