Querido barrio que guardas una galería en cada calle
Y que horneas los recuerdos con el fuego del corazón
Barrio de amor condescendiente desde los pies hasta el alma
En cada piedra del camino y en cada baldosa del andén hay
huellas presurosas de enjambres de caminantes risueños
La fragancia del nuevo amanecer y los ojos del anciano,
la sonrisa del niño taciturno, y las alas del silencio
nocturno
El mutismo de la niña que juega solitaria a ser niña grande
Me llevan a sonreír porque nos sentimos en la antesala del paraíso
Donde la alegría ronda en cada esquina y el afecto vibra
En decenas de voces unidas en una sucesión de gestos
solidarios
La inapelable luz del sol ilumina tus rincones
y la brisa del oriente
nos trae las estrofas de cálidas y nuevas canciones
Eres una tregua luminosa entre el pasado riguroso y el
porvenir
promisorio;
entre las cortinas del alba y la llama indomable
del crepúsculo encendido por el fuego de la pasión
Eres mi patria primaria en donde habita el misterio de la
verdad
porque tu nombre es un latido acelerado del corazón
henchido de orgullo,
una vibración solemne de la cuerda de guitarra
que te canta desde las tenues luces de la aurora hasta el fuerte
resplandor del mediodía.
Te quiero desde la apertura de los tiempos hasta el ocaso
intermitente de la soledad, te quiero desde el inicio de la
ceremonia de los amores imposibles
hasta el arcoiris que
adorna
las tardes grises de los días de lluvia
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