Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Son varias las situaciones que nos ha tocado vivir en este singular año 2020 y muchas de ellas tienen relación con los complejos acontecimientos derivados de la pandemia que hoy tiene a la humanidad contra las cuerdas en una de las cuarentenas más grandes de la historia y una de las situaciones de riesgo más terribles de las cuales se tenga noticia.
lógicamente todo esto ofrece una serie de enseñanzas que bien aprovechadas podrían servir para que el género humano reoriente su forma de ver el mundo, el estilo de vida, sus sistemas de producción y el orden de sus prioridades.
Veamos a continuación algunos de los más importantes aprendizajes de estos meses que hemos vivido entre el vértigo de la cotidianidad y el temor por lo que pueda pasar mañana o tan sólo dentro de unas horas o unos minutos.
1. El orden de las prioridades. Desde hace mucho tiempo los seres humanos en todos los lugares estaban concentrados, obnubilados diría yo, por lo espectacular, por las luces deslumbrantes de los sucesos pasajeros. Así las cosas, un papel preponderante lo ocupaban los deportes de alta competencia, la vida de las denominadas, la farándula y otras cosas que ocupaban la mayor parte del tiempo y demandaban también una gran inversión.
La actual crisis nos ha permitido ver que se puede vivir sin todo lo anterior: el balón de fútbol dejó de rodar sin que el mundo se acabara, las celebridades hace tiempo no se presentan en público ni firman autógrafos y el mundo sigue en pie, la farándula pasó a un segundo o tercer plano y la tierra sigue girando.
En contraposición con lo anterior nos hemos dado cuenta de que era necesario regresar al origen revalorar el sistema de salud reconsiderar la importancia que se le venía dando a los médicos y las enfermeras al personal de aseo hospitalario en general a todos los trabajadores del sistema de salubridad y también el valor que debe dársele a la unidad en la familia. Ojalá que cuando todo esto termine no queramos regresar al agitar la vida que teníamos antes de la pandemia y por el contrario podamos continuar por un camino que nos haga más humanos.
2. La debilidad del colectivo humano
El mundo ha vivido desde hace mucho tiempo sometido al temor de que una guerra pueda acabar con la existencia de la raza humana e incluso del planeta. Se le tiene miedo también a catástrofes naturales como huracanes y terremotos. También se ha mencionado la visión apocalíptica de un mundo que sucumbe a los pies del hambre.
Los gobiernos han formado poderosos ejércitos y han ordenado a la industria militar la fabricación de armas cada vez más poderosas y destructivas. Pero dichas armas, el poderío económico y la egolatría de los poderosos no ha servido de nada para enfrentar al más pequeño de los enemigos.
Lo que todo esto ha demostrado es la debilidad de los actuales sistemas para proteger la prolongación de la vida en las condiciones en la que se había concebido.
3. En consonancia con lo anterior debemos decir que ni los ejércitos ni las armas ni la sociedad de consumo ni la tecnología de la que tanto nos ufanamos han servido para darnos tranquilidad durante los tiempos de la pandemia.
¿De qué sirven los fusiles, qué utilidad tienen los tanques de guerra, las bombas y los soldados bien entrenados y dotados para cuidarnos de un enemigo al cual ni siquiera podemos ver?
4. ¿Qué es entonces lo verdaderamente importante?
Esa es la pregunta que hoy todos nos hacemos. Los templos están cerrados, las escuelas y universidades están cerradas, la mayoría de establecimientos comerciales están cerrados, los aeropuertos se encuentran cerrados y los aviones parqueados en sus hangares y la vida sigue como si nada estuviera pasando.
Entonces preguntamos de nuevo: ¿qué es lo realmente importante? Y tenemos que responder lo realmente importante es la familia, la única con la que podemos compartir en estos momentos y Dios qué es el único capaz de brindarnos esperanza.
5. El renacer de la naturaleza
Nos han contado por estos días cómo se ha recuperado la capa de ozono, cómo han reverdecido ciertas praderas y sabanas que ya se encontraban amenazadas con la desertización, y como algunas especies animales han podido regresar a sus antiguos hábitats de los cuales fueron desplazados por la llegada masiva de pobladores quienes arrasaron todo a su paso.
Ojalá que en el día después, cuando ese día después llegué, tomemos las medidas necesarias para que podamos tener una coexistencia pacífica con la naturaleza.
6. El poder de lo invisible
Algunas personas quedaron apegados al socorrido principio de ver para creer fundamentados tal vez en la incredulidad de Tomás el apóstol que sólo le creyó a Jesús la historia de la resurrección una vez pudo meter el dedo en sus heridas.
Hay quienes no creen ni en la existencia ni en el poder de un ser supremo debido a que no pueden verlo, pero curiosamente hoy estamos amenazados por un virus letal y poderoso al que tampoco podemos ver pero de cuya existencia no dudamos.
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