Escrito por: Kaled David Rutto Martínez
Soy tuyo, encantador y pequeño manantial, patriota de sangre roja y con orgullo proclamo tus colores, visto de tu amor, hijo del más humilde rincón de tus calles, acompañadas del viento que acaricia tus casas bañadas en barro con mi insignia wayuu.
Soy el ave que cuida tu cielo, con el celo verde en tu aposento donde habitaron mis ancestros, llenos de sabiduría que enmarcaron tu nombre del vigoroso respeto que merece el maíz.
Soy parte de tus rocas que construye tu suelo, y florece en el dulce aroma de un acordeón, cantar de poetas inspirados en un sueño de aquellos días soleados y arenosos, de un turista seduciendo una mezquita y asomado a una vitrina comercial.
Soy del canto melodioso y culto que mueve mis pies al son de tu kasha brindando la armonía del ser, cuando la yonna hace de tu gente el honor de llevar tus colores en las venas como yo en el corazón.
Te recomendamos leer: Una lágrima para mi desahogo
Te recomendamos leer: Una lágrima para mi desahogo
Noble de cuna, niño inocente, del café en las mañanas y el chiche de mis viejos crecí en tu vientre, desnudo a tus palabras, pensando con tus letras, enseñándome de ti. Para yo enseñarles a ellos.
Sobre mi llevo el recuerdo de aquel niño que se convirtió en hombre y simplemente te veo la misma, ahora los veo a ellos sonreír y caminar en tus noches como lo hice yo mientras solo tú me escuchabas.
De ti haré más que una ilusión llamada Maicao.
👏👏👏
ResponderEliminarQue hermosos mansajes, me gusta lo que transmiten cada una de esas palabrasas
ResponderEliminar