Biografías

martes, 12 de abril de 2016

Santander Ortega, creador del vallenato cristiano


Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

¿En qué lugar del mundo habrá nacido la audaz  idea de utilizar la caja, la guacharaca y el acordeón para cantar música de alabanza y adoración a Dios?   La respuesta es simple, aunque usted no lo crea, el vallenato cristiano nació
en Maicao.

En los años ochenta la música vallenata se hacía popular en el país y llegaba a Europa en donde  calentaba la fría ciudad de Estocolmo con motivo de la entrega del nobel de literatura a Gabriel García Márquez.  Alfredo Gutiérrez, los hermanos Zuleta, el Binomio de Oro y Diomedes, entre otros,  se tomaban las plazas públicas, las casetas, los parques, las emisoras y los canales de televisión de todos los pueblos del Caribe y de Colombia. Mientras eso sucedía, Santander Ortega, pastor de la Iglesia Cristiana Cuadrangular, acariciaba la idea de utilizar esa bella música glorificar al Señor.

Un día comenzó a convertir el sueño en realidad: reunió a varios músicos populares en un gran evento realizado en la calle 8 entre carreras 16 y 17 del barrio Santander. Participaron entre otros Bedel García y Andresito Bolívar quienes aportaron su talento y sus instrumentos musicales en un concierto en el que los coros más tradicionales de la iglesia fueron acompañados por los instrumentos clásicos del vallenato. 

Fue tal el éxito del evento que se realizó una gira por todos los barrios de la ciudad, la cual terminó con una apoteósica programación en la iglesia central del barrio San Martín.  Así nació la agrupación Los pacificadores cuya primera grabación se efectuó en 1.986. Se trataba de un casette con 10 canciones originales, compuestas todas ellas por el pastor Santander y miembros de la iglesia Cuadrangular de Maicao.

La canción más conocida, Dios es amor le dio el nombre a ese primer volumen que sería el pionero dela música cristiana vallenata.  En esa misma entrega se incluyó una bella canción titulada “El Salmo 150” que se convertiría en la prueba de que no hay música cristiana sino hombres y mujeres que le cantan a Cristo en diversos aires y géneros musicales.  Uno de sus apartes dice: “Como el salmo 150, lo que respire alabe a Jehová/ De mi boca sale alabanza, de mi corazón también/ Yo alabo a Dios con la boca, yo alabo a Dios con los pies/ y todo lo que respire, alabe siempre a Jehová.

Al principio la nueva música fue recibida con cautela por algunas comunidades cristianas que estaban convencidas de que la música de Dios era exclusivamente la que se interpretaba con la guitarra, el órgano y el piano. Todo lo demás le parecía música pecaminosa, especialmente esta que sonaba tan parecida a la que se escuchaba en las grandes fiestas mundanas de la época.

Pero Dios hizo su obra y el pueblo comenzó a deleitarse con las nuevas canciones. El casette, grabado con escasos recursos tecnológicos en los estudios de Radio Península abrió las puertas para que el grupo Los Pacificadores fuera invitado con frecuencia  a importantes iglesias de Valledupar, Medellín, Barranquilla, Santa Marta y varias ciudades venezolanas.

Un año más tarde fue grabado el segundo volumen titulado “Dios es amor” y varios años después “El Lirio”, todos ellos con canciones de gran contenido espiritual y con un ritmo vibrante que es capaz de conmover hasta a una piedra.

Santander Ortega es hijo del legendario Francisco LLirene, legendario músico del Caribe, en cuyo honor se realiza un importante festival de gaitas en la localidad de Ovejas, departamento de Sucre.

Cada domingo “el Hermano Santa” predica en las dos escuelas dominicales de la Iglesia de Maicao. Cuando se le pregunta  qué lo inspiró para cantar vallenato responde con su conocida sonrisa paternal: “El amor a Dios y los salmos 147 y 150”


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