Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
¿Cuál es la razón por la que ustedes aman a su tierra?, no preguntó el conferencista. Había estado disertando acerca del amor en todas sus manifestaciones y ese día aprendimos que hay un amor filial con el cual demostramos aprecio por nuestros padres e hijos; un amor eros que nos lleva a sentir atracción por alguien del sexo opuesto y nos permite disfrutar de una relación apasionada con una persona que nos ayudará a realizarnos como seres humanos y nos permitirá disfrutar el privilegio de sembrar nuestras vidas en otros cuerpos, con lo cual, además, contribuiremos con la continuidad de la especie.
¿Cuál es la razón por la que ustedes aman a su tierra?, no preguntó el conferencista. Había estado disertando acerca del amor en todas sus manifestaciones y ese día aprendimos que hay un amor filial con el cual demostramos aprecio por nuestros padres e hijos; un amor eros que nos lleva a sentir atracción por alguien del sexo opuesto y nos permite disfrutar de una relación apasionada con una persona que nos ayudará a realizarnos como seres humanos y nos permitirá disfrutar el privilegio de sembrar nuestras vidas en otros cuerpos, con lo cual, además, contribuiremos con la continuidad de la especie.
Y nos habló también del amo ágape, con el cual Dios le muestra al género humano su infinita misericordia, su compasión y su preferencia ante otras criaturas.
Este último es, sin lugar a dudas la sublimación del más sublime de todos los sentimientos.
Después de todas las explicaciones nos habló del amor al suelo. A la tierra en donde nacimos; o en donde vivimos o luchamos...en todo caso la tierra a la que amamos sea cual fuere la razón que tangamos.
Amar a la tierra, nos dijo, es una forma de gratitud no solo a la tierra, al contexto físico, sino al mismo Dios que nos hace hombres libres y nos sitúa en un espacio con el cual terminamos identificándonos.
Y acto seguido nos pidió que le escribiéramos una carta de amor al espacio geográfico que más quisiéramos.
Incapaz de escribir algo digno de pulicar, me conformo con transcribir algo que escuché de labios de Santi Josías, uno de mis compañeros de salón:
Querida tierra mía:
Te amo por tus auroras de ensueño, Por tus atardeceres intensos, Por tus cardones sedientos que se suceden incólumes,
En la franja ardiente del desierto, Te amo por tu serena figura
Por tu esperanza incorregible, Por tus tardes calurosas, Por tus huellas presurosas
Te amo como te ama el sol, Como el mar que te canta ahora, Te amo como el río que ayer murió sediento, pero amándote como yo te amo.
Te amo por las huellas de mi infancia, Por la árida sabana de las distancias, Te amo por tus cerros sin cumbres., Y te quiero por tus callejuelas lúgubres.
Te amo, inédita tierra mía, Como el hijo a la madre que siempre lo abrigó, Como el náufrago a su isla, Como el veterano a sus recuerdos
Son tantas las razones para amarte, Amándote vibra todo mi ser, Amándote siento palpitar el alma de la vida,
Y el canto de los ángeles que alaban a Dios
Te amo, indómita tierra mía,No por que me pertenezcas, Sino por que soy yo
El que sigo perteneciéndote a ti.
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso periodista y escritor colombiano, vinculado como docente a varias universidades colombianas. Es autor de cuatro libros y coautor de otros tres en los que se aborda el tema del liderazgo, la ética y el Desarrollo Humano. Con frecuencia es invitado como conferencista a congresos, foros y otros eventos académicos. Póngase en contacto con él a través del corrreo alejandrorutto@gmail.com. Visite su página www.maicaoaldia.blogspot.com
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