NUESTRO COMPROMISO CIUDADANO
Les escribo con “el país en la piel, en el corazón y en la razón”: Es el país que paso a paso recorrí y descubrí de la mano de ustedes. Esta Colombia llena de contrastes, con una geografía exuberante y rica donde violentos y corruptos por décadas han reducido a migajas las inmensas capacidades de nuestra gente.
Una Colombia profundamente desigual cuya suerte se define en trincheras, a la que no se le permite hablar de tableros y libros. Una Colombia en la que recibir una educación de calidad es un privilegio reservado para muy pocos y que en consecuencia desperdicia el talento de las mayorías. Una Colombia con regiones donde tenemos toda la riqueza imaginable y al mismo tiempo toda la pobreza posible.
Nos metimos a la política porque estamos seguros de que nos merecemos otra Colombia. Porque creemos que la política y el poder se pueden traducir en riqueza social, en un país en el que el fin no justifique los medios y que, por el contrario, sean los medios los que justifiquen el fin. Donde ser fuerte signifique tener principios y ser coherente con ellos. Donde las diferencias no nos reduzcan a la condición de amigos o enemigos. Ya demostramos que esta Colombia sí es posible, sabemos que con oportunidades se pueden hacer grandes transformaciones.
Esta ha sido la razón de ser de quienes nos encontramos en Compromiso Ciudadano por Colombia. Hemos puesto toda nuestra convicción al servicio de esta causa. Hoy nos une la confianza que construimos en todo este recorrido, ese es nuestro capital político. Este pasado 14 de Marzo sufrimos una derrota política al no alcanzar la meta que nos propusimos. Cometimos errores y enfrentamos obstáculos que injustamente limitaron nuestras posibilidades.
Vimos la dimensión de la corrupción que llega al poder con dinero oscuros y ya sabemos lo que necesariamente vendrá muy pronto. De nuestro lado tenemos la tranquilidad y la autoridad moral que nos da el haber jugado limpio, con coherencia, fieles siempre a nuestros principios.
Ahora enfrentamos un nuevo reto: Continuar trabajando por la transformación de Colombia. No es fácil decidir cómo hacerlo. En política las emociones son profundas y las heridas duelen intensamente.
Los agravios se acumulan y los rencores están a flor de piel. Pero hoy el contexto político nos obliga a tomar decisiones trascendentales. Como es de público conocimiento, hemos tenido conversaciones con el Partido Verde que hoy lidera Antanas Mockus. Es, sin duda, el grupo de personas con quienes tenemos, en el marco de las discrepancias y malestares, una mayor afinidad. Hay un reclamo generalizado para que nos unamos y trabajemos juntos.
¿Queremos y podemos hacerlo?
Mi respuesta: Sí. No es una decisión sencilla para mí. He soportado momentos difíciles, comentarios de todo tipo y fiel a mi convicción de no caer en la alternativa fácil de la agresión he hecho un esfuerzo por construir.
No tengo duda de que hoy Colombia necesita una alternativa de poder que muestre un camino diferente al de la polarización que nos ofrecen, que recupere el sentido de la decencia en lo público y le apueste al talento y a la capacidad de nuestra gente y nuestras regiones.
Me han ofrecido la VicePresidencia y he contestado que tengo la disposición personal a aceptar pero que primero está la obligación de escuchar a nuestra familia de Compromiso Ciudadano y garantizar que nuestros principios y nuestra propuesta programática se vean tangibles en la unión que construyamos. Si no es así no tiene sentido para nosotros: siempre he repetido que estamos en política por convicción, no por cálculo electoral y no violaré jamás esa máxima que nos inspira. Por eso he pedido que nos demos una semana antes de aceptar, para que podamos dar las discusiones que necesitamos, aclaremos con rigor los términos de la unión, de forma que evitemos problemas posteriores.
Tenemos pues que recoger el trabajo hecho durante estos dos últimos años, organizarnos y salir a las calles con mayor entusiasmo. Vamos a demostrar qué significa la frase que repetimos tantas veces, “No tenemos precio, tenemos dignidad”. Me despido con la certeza de que ésta es la mejor decisión que podemos tomar pensando en nuestro país. Los invito a que una vez resueltos los detalles de la unión nos comprometamos con toda la energía para que Antanas Mockus sea el presidente de Colombia con nosotros como protagonistas principales de la transformación de nuestro país. Un abrazo con todo mi cariño, Sergio Fajardo.
Les escribo con “el país en la piel, en el corazón y en la razón”: Es el país que paso a paso recorrí y descubrí de la mano de ustedes. Esta Colombia llena de contrastes, con una geografía exuberante y rica donde violentos y corruptos por décadas han reducido a migajas las inmensas capacidades de nuestra gente.
Una Colombia profundamente desigual cuya suerte se define en trincheras, a la que no se le permite hablar de tableros y libros. Una Colombia en la que recibir una educación de calidad es un privilegio reservado para muy pocos y que en consecuencia desperdicia el talento de las mayorías. Una Colombia con regiones donde tenemos toda la riqueza imaginable y al mismo tiempo toda la pobreza posible.
Nos metimos a la política porque estamos seguros de que nos merecemos otra Colombia. Porque creemos que la política y el poder se pueden traducir en riqueza social, en un país en el que el fin no justifique los medios y que, por el contrario, sean los medios los que justifiquen el fin. Donde ser fuerte signifique tener principios y ser coherente con ellos. Donde las diferencias no nos reduzcan a la condición de amigos o enemigos. Ya demostramos que esta Colombia sí es posible, sabemos que con oportunidades se pueden hacer grandes transformaciones.
Esta ha sido la razón de ser de quienes nos encontramos en Compromiso Ciudadano por Colombia. Hemos puesto toda nuestra convicción al servicio de esta causa. Hoy nos une la confianza que construimos en todo este recorrido, ese es nuestro capital político. Este pasado 14 de Marzo sufrimos una derrota política al no alcanzar la meta que nos propusimos. Cometimos errores y enfrentamos obstáculos que injustamente limitaron nuestras posibilidades.
Vimos la dimensión de la corrupción que llega al poder con dinero oscuros y ya sabemos lo que necesariamente vendrá muy pronto. De nuestro lado tenemos la tranquilidad y la autoridad moral que nos da el haber jugado limpio, con coherencia, fieles siempre a nuestros principios.
Ahora enfrentamos un nuevo reto: Continuar trabajando por la transformación de Colombia. No es fácil decidir cómo hacerlo. En política las emociones son profundas y las heridas duelen intensamente.
Los agravios se acumulan y los rencores están a flor de piel. Pero hoy el contexto político nos obliga a tomar decisiones trascendentales. Como es de público conocimiento, hemos tenido conversaciones con el Partido Verde que hoy lidera Antanas Mockus. Es, sin duda, el grupo de personas con quienes tenemos, en el marco de las discrepancias y malestares, una mayor afinidad. Hay un reclamo generalizado para que nos unamos y trabajemos juntos.
¿Queremos y podemos hacerlo?
Mi respuesta: Sí. No es una decisión sencilla para mí. He soportado momentos difíciles, comentarios de todo tipo y fiel a mi convicción de no caer en la alternativa fácil de la agresión he hecho un esfuerzo por construir.
No tengo duda de que hoy Colombia necesita una alternativa de poder que muestre un camino diferente al de la polarización que nos ofrecen, que recupere el sentido de la decencia en lo público y le apueste al talento y a la capacidad de nuestra gente y nuestras regiones.
Me han ofrecido la VicePresidencia y he contestado que tengo la disposición personal a aceptar pero que primero está la obligación de escuchar a nuestra familia de Compromiso Ciudadano y garantizar que nuestros principios y nuestra propuesta programática se vean tangibles en la unión que construyamos. Si no es así no tiene sentido para nosotros: siempre he repetido que estamos en política por convicción, no por cálculo electoral y no violaré jamás esa máxima que nos inspira. Por eso he pedido que nos demos una semana antes de aceptar, para que podamos dar las discusiones que necesitamos, aclaremos con rigor los términos de la unión, de forma que evitemos problemas posteriores.
Tenemos pues que recoger el trabajo hecho durante estos dos últimos años, organizarnos y salir a las calles con mayor entusiasmo. Vamos a demostrar qué significa la frase que repetimos tantas veces, “No tenemos precio, tenemos dignidad”. Me despido con la certeza de que ésta es la mejor decisión que podemos tomar pensando en nuestro país. Los invito a que una vez resueltos los detalles de la unión nos comprometamos con toda la energía para que Antanas Mockus sea el presidente de Colombia con nosotros como protagonistas principales de la transformación de nuestro país. Un abrazo con todo mi cariño, Sergio Fajardo.
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