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Una de las noticias más importantes de los últimos meses para los guajiros la constituyó sin ninguna duda la firma del Plan Departamental de Agua, acto que se llevó a cabo en Riohacha el pasado viernes con la intervención del gobernador Jorge Pérez Bernier, la viceministra Leyla Rojas y el gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá Jorge Pizano.
Una de las noticias más importantes de los últimos meses para los guajiros la constituyó sin ninguna duda la firma del Plan Departamental de Agua, acto que se llevó a cabo en Riohacha el pasado viernes con la intervención del gobernador Jorge Pérez Bernier, la viceministra Leyla Rojas y el gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá Jorge Pizano.
Varios aspectos de este convenio están destinados a producir transformaciones de fondo en un departamento golpeado por la falta de agua en la mayoría de sus comunidades y por el suministro de agua no apta para el consumo humano en varios de sus municipios.
En primer lugar, la Gobernación ha seleccionado socios confiables y, especialmente, a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, encargada del suministro de agua a la capital de la república, en donde cumplen una reconocida labor no solo en la cobertura, sino en la calidad del líquido que proveen.
Sabido es que los bogotanos pueden emplear el agua de la llave en todos los usos domésticos, incluso para beberla sin cocción o para preparar los alimentos. En la Guajira es prácticamente impensable consumir directamente el agua que llega por las tuberías del acueducto, por su comprobada mala calidad. En este punto, seguramente habrá enormes progresos, como todos esperamos.
En segundo lugar destaquemos que este plan constituye una de las inversiones de recursos públicos más significativas que se hayan hecho en 44 años de vida institucional.
El gobernador Jorge Pérez Bernier en su intervención durante la firma del Plan, manifestó que se invertirán aproximadamente 350 mil millones de pesos, una suma alta para un departamento como el nuestro.
Es plausible que los dineros de las regalías tengan como destino la solución de una de las necesidades más sentidas de la región y, por fin, la clase dirigente entienda le necesidad de apostarle a obras de verdadero impacto para el bienestar de los ciudadanos.
En tercer lugar se impone la necesidad de que las comunidades se conviertan en veedoras y, en compañía de sus gobernantes y de las empresas a las cuales se les ha asignado la responsabilidad, se encuentren siempre al tanto de los progresos de las obras, de los avances en el tiempo y se detecten oportunamente las posibles desviaciones para tomar los correctivos pertinentes.
Los líderes de barrio, los ediles, incluso los concejales y los diputados deben mantenerse bien informados y cumplir con una labor de estricta vigilancia y seguimiento como medio para alcanzar una total transparencia.
Es necesario que al entusiasmo que despierta la firma del Plan, siga un trabajo serio y continuado y pueda darse una respuesta definitiva al clamor de todos los guajiros, abandonados a su suerte por años y privados casi siempre del vital líquido.
Esperamos que no haya nuevas frustraciones y, en cambio, dentro de un tiempo razonable, podamos abrir la llave y obtener un vaso de agua clara, transparente, cristalina y apta para el consumo de los sedientos hombres, mujeres y niños de la península.
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