Por: Enrique Herrera Barros.-
Tengo una desazón inmensa por el futuro de la Energía Eléctrica en La Guajira, especialmente por la ENERGÍA EÓLICA de la que muchos hablan pero que muy pocos conocen.
Hace algunos años tuve la oportunidad de interesar a las Empresa Publicas de Medellín, la respetable empresa antioqueña, de que, viniera a La Guajira a medir nuestros vientos del Nordeste, con el fin de aprovecharlos para producir energía y de conseguir energía limpia, y permanente, amén, de barata a futuro, ello debido a que yo había estado en el estado de Oklahoma en los Estados Unidos y había observado la cantidad de aerogeneradores que había en ese estado, en su mayoría instalados por la firma Berger Windpower, quienes fabricaban estos aparatos desde 700 watts hasta mas de 1.5 Kws.
Vino EPM a La Guajira y después de muchos tropiezos, con las comunidades wayus, del sector, la tenacidad y terquedad de los paisas, pudieron construir el parque eólico JEPIRACHI, que hoy produce 19.5 megavatios y que aun sigue siendo un proyecto piloto.
El montaje de estos equipos inicialmente es costoso, pero a la larga su beneficio y mantenimiento resultan baratos.
El manejo que se le dio en su momento al negocio de la energía, no le ha servido a La Guajira, pues no nos estamos beneficiando del parque eólico, porque entre otras cosas, el marco legal no existe, en esta materia y los gobiernos departamental y municipal no saben como se come eso.
Pero lo que mas me preocupa, es la forma como las comunidades indígenas, piensan manejar esto, por los vientos que soplan, Eolo y su gente “pasaran la mar de un brinco y la ciénaga de un pujío”, como decían los abuelos, porque los pseudos líderes que los capitanean mal direccionados, por palabreros venidos a mas, solo bloquean y entorpecen el desarrollo de nuestra península, en busca de prebendas económicas personales, sin mirar el beneficio comunitario, muchos de ellos fungen de gobernadores araurayus, cuando en verdad, no mandan ni en sus casas.
Ojo, que lo sucedido con la multinacional PDVSA, es un caso muy diciente de lo que ya ocurrió, donde es un secreto a voces, que hubo plata ventiada a los lideres, por debajo de la mesas, quienes hicieron reclamos que aun subsisten, y que torpedearon la posibilidad de que la empresa mencionada siguiera construyendo colegios, centros de salud, pozos profundos con molinos de viento, y agua potables, con todas las de la ley, para beneficio de las comunidades que están asentadas a lo largo del tubo del gasoducto.
Ahora vino Epsa una empresa de Cali subsidiaria de Unión Fenosa, española y montó una torre medidora en los predios de una comunidad en la Alta Guajira, no he podido entender, el por que la tumbaron, aduciendo intromisión en la cultura wayú, entre las que están personas que son ajenas a esa comunidad, hay puesta una denuncia penal contra ellos, lo que enreda mas las cosas.
El gobierno municipal de Uribia debe meterse de cabeza en estos líos porque a ellos les compete el manejo directo de estas situaciones so pena de perder una inmensa posibilidad de desarrollo, “CLAMO POR MI TIERRA”.
Luego viene ISAGEN con el mismo fin, producir energía eólica, según me contaron hará la respectiva “consulta previa” y llenaran los mismos requisitos que ameritan este tipo de proyectos.
Advierto, y alerto a las autoridades departamentales y municipales, seguir al centímetro estos proyectos, casi con aprehensión, con el fin de que los mentados arúspices y agoreros Mesías de La Guajira, vuelvan a interrumpir nuestro desarrollo con la mentada felonía, de que hay que preservar nuestras costumbres atávicas, mientras ellos olímpicamente, usan celulares, ven televisión, duermen en aires acondicionados, usan laptop portátiles mini 10, toman Heineken y se “rascan con Old Parr, por que tanta hipocresía, que buscan y que quieren entonces? Sencillo, plata.
En el momento en que las empresas les den plata, a estos filibusteros de la región, se jodió la bicicleta, y si no miren, lo que pasó con PDVSA, que por haberlo hecho, malograron unos proyectos, que quedaron en el tintero, quebrando de paso a mas de una empresa local, a quienes todavía le están debiendo, y que hay mas de dos en quiebra.
Estas son cosas, que no se pueden ni se deben arreglar por debajo de la mesa, y no podemos seguir aceptando que en aras de manejar las cosas en el marco de la acomodaticia ley wayú, se de al traste con proyectos que serán beneficiosos no solo para las comunidades indígenas, sino para los mal llamados civilizados, porque de otra manera seguirán durmiendo el sueño de los justos las minas de barita, yeso, jamuya, talco y materiales de construcción, de los que está preñada La Guajira y que no tendrá parto feliz nunca, pues las comadronas de que hablo, no dejaran nacer el tan anhelado, niño del desarrollo, y moriremos pobres cual ratas del desierto.
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Me inquieta, me preocupa, que la magnificada imagen del palabrero wayu, por el benemérito antropólogo Weilder Guerra Curvelo se vuelva, una hiedra de mil cabezas, todas ellas con fines inimaginables, pero maléficas y den al traste con la idea sublime del mencionado personaje, quien quiso hacer una gracia y se la convirtieron en una morisqueta.
No estoy cobrando, sino que me la vayan buscando. Amén.