Por: Martín López González
No, no se trata del gato y el ratón más famosos de la historia, que surgieron de la imaginación de Bill Hannah y Joseph Barbera en la década de los cuarenta del siglo anterior, dos simpáticos personajes que marcaron la infancia de muchas generaciones.
Este Tom (Tomás) y este Jerry (Jerónimo) también marcaran la vida de jóvenes y niños, pero no con las divertidísimas escenas de humor de las bromas, persecuciones, trampas, etc.; sino con el pretendido genio para los negocios, aduciendo habilidades para aprovechar las oportunidades, situación un poco más risible, que las propias tiras cómicas.
Las divertidísimas escenas que nos devuelven el auténtico espíritu que hicieron famosos a Tom y Jerry hace ya casi 70 años, con su eterna rivalidad y su humor único, se repiten con los dos nuevos personajes, dispuestos a hacernos reír a carcajadas.
Ya que según su propio padre, sus hijos "tienen vena de empresarios", olvidando mencionar el uso de la información privilegiada y que sus propios subalternos (Ministros y demás funcionarios), lo llevan en coche con todo tipo jugadas turbias para ayudarlos.
El famoso ex-asesor presidencial con “inteligencia superior”, José Obdulio Gaviria, califica éstas indelicadezas, como estrategias válidas de "empresarios modernos".
Desde el primer cortometraje, la fórmula estaba clara: un gato torpe intentando cazar a un ratón astuto. En la nueva serie criolla de Tom y Jerry no lo está. No se distingue el astuto del torpe; lo que sí es evidente, es la sagacidad de la sombra “cargada de tigre que los cubre” (legando tal vez alguna herencia felina) y el ejército de lambones subalternos y lagartos, dispuestos a cambiar hasta el curso de los ríos para favorecer sus intereses particulares.
La deliciosa relación amor-odio de Tom y Jerry, que desde décadas atrás ha hecho las delicias de pequeños y mayores, ahora la Casa de Nariño las recupera para convertirlos una vez más en protagonistas de la pantalla gigante, del gran show que provoca risotadas.
El Ministro de Industria, Comercio y Turismo, Luis Guillermo Plata, negó que haya favorecido a los príncipes mimados con la decisión de convertir en un santiamén una zona rural en urbana, luego zona industrial y hoy zona franca; además, coincidencialmente el trayecto de la doble calzada de la vía Bogotá - Facatativá pasará por allí y, por ende, se multiplicó el precio por diez mil. Al ser preguntado si tenía conocimiento de quiénes eran esos terrenos, aseguró que "no sabía porque no era del caso".
La verdad, no se sabe si alegrarse o deprimirse con esta noticia: Tom y Jerry, una de las series animadas con la que todos han crecido, tendrá su adaptación cinematográfica con pretensiones de convertirse en relato novelesco que abarca las vicisitudes de una familia monárquica. ¿Quiénes están detrás de la idea? L
os ejecutivos de la Casa de Nariño. Por si fuera poco, la cinta ya tiene una historia: contará la transformación de dos muchachos “fashion show off”, en brillantes empresarios de bienes raíces, que de negocios rápidos logran sacar 10.000% de rentabilidad, dejando lejos a las famosas pirámides de DMG con su irrisorio 100% en 4 meses.
Sería la segunda vez que los personajes creados por William Hannah y Joseph Barbera den su salto a la pantalla grande. La primera vez fue en 1992, con Tom y Jerry: The movie, una cinta que a pesar de conservar los trazos originales del dibujo animado, no le hizo ningún favor a los cortometrajes.
La nueva película hace lo que está de moda: poner personajes de caricaturas junto a personas reales. Éstos repiten en coro que la trama es tan sólo una prueba, de la innata vocación por la creación de empresas de los nuevos protagonistas. "Es que desde chiquitos son unos genios para los negocios", decía orgulloso uno de los tíos actores.
Hasta ahora muchos colombianos se habían devanado los sesos tratando de entender la famosa tesis económica de la confianza inversionista, uno de los tres ejes de la política del gobierno. Los más entendidos pensaban que era la generosidad con las rentas de capital, las muchas concesiones a la inversión y a los inversionistas, so pretexto de promover y proteger el empleo, empezando por las reformas tributarias.
Los hechos recientes, tema de la película en mención, nos aclararon que no son más que los torcidos y piruetas por debajo de la mesa para el enriquecimiento ilícito.
No, no se trata del gato y el ratón más famosos de la historia, que surgieron de la imaginación de Bill Hannah y Joseph Barbera en la década de los cuarenta del siglo anterior, dos simpáticos personajes que marcaron la infancia de muchas generaciones.
Este Tom (Tomás) y este Jerry (Jerónimo) también marcaran la vida de jóvenes y niños, pero no con las divertidísimas escenas de humor de las bromas, persecuciones, trampas, etc.; sino con el pretendido genio para los negocios, aduciendo habilidades para aprovechar las oportunidades, situación un poco más risible, que las propias tiras cómicas.
Las divertidísimas escenas que nos devuelven el auténtico espíritu que hicieron famosos a Tom y Jerry hace ya casi 70 años, con su eterna rivalidad y su humor único, se repiten con los dos nuevos personajes, dispuestos a hacernos reír a carcajadas.
Ya que según su propio padre, sus hijos "tienen vena de empresarios", olvidando mencionar el uso de la información privilegiada y que sus propios subalternos (Ministros y demás funcionarios), lo llevan en coche con todo tipo jugadas turbias para ayudarlos.
El famoso ex-asesor presidencial con “inteligencia superior”, José Obdulio Gaviria, califica éstas indelicadezas, como estrategias válidas de "empresarios modernos".
Desde el primer cortometraje, la fórmula estaba clara: un gato torpe intentando cazar a un ratón astuto. En la nueva serie criolla de Tom y Jerry no lo está. No se distingue el astuto del torpe; lo que sí es evidente, es la sagacidad de la sombra “cargada de tigre que los cubre” (legando tal vez alguna herencia felina) y el ejército de lambones subalternos y lagartos, dispuestos a cambiar hasta el curso de los ríos para favorecer sus intereses particulares.
La deliciosa relación amor-odio de Tom y Jerry, que desde décadas atrás ha hecho las delicias de pequeños y mayores, ahora la Casa de Nariño las recupera para convertirlos una vez más en protagonistas de la pantalla gigante, del gran show que provoca risotadas.
El Ministro de Industria, Comercio y Turismo, Luis Guillermo Plata, negó que haya favorecido a los príncipes mimados con la decisión de convertir en un santiamén una zona rural en urbana, luego zona industrial y hoy zona franca; además, coincidencialmente el trayecto de la doble calzada de la vía Bogotá - Facatativá pasará por allí y, por ende, se multiplicó el precio por diez mil. Al ser preguntado si tenía conocimiento de quiénes eran esos terrenos, aseguró que "no sabía porque no era del caso".
La verdad, no se sabe si alegrarse o deprimirse con esta noticia: Tom y Jerry, una de las series animadas con la que todos han crecido, tendrá su adaptación cinematográfica con pretensiones de convertirse en relato novelesco que abarca las vicisitudes de una familia monárquica. ¿Quiénes están detrás de la idea? L
os ejecutivos de la Casa de Nariño. Por si fuera poco, la cinta ya tiene una historia: contará la transformación de dos muchachos “fashion show off”, en brillantes empresarios de bienes raíces, que de negocios rápidos logran sacar 10.000% de rentabilidad, dejando lejos a las famosas pirámides de DMG con su irrisorio 100% en 4 meses.
Sería la segunda vez que los personajes creados por William Hannah y Joseph Barbera den su salto a la pantalla grande. La primera vez fue en 1992, con Tom y Jerry: The movie, una cinta que a pesar de conservar los trazos originales del dibujo animado, no le hizo ningún favor a los cortometrajes.
La nueva película hace lo que está de moda: poner personajes de caricaturas junto a personas reales. Éstos repiten en coro que la trama es tan sólo una prueba, de la innata vocación por la creación de empresas de los nuevos protagonistas. "Es que desde chiquitos son unos genios para los negocios", decía orgulloso uno de los tíos actores.
Hasta ahora muchos colombianos se habían devanado los sesos tratando de entender la famosa tesis económica de la confianza inversionista, uno de los tres ejes de la política del gobierno. Los más entendidos pensaban que era la generosidad con las rentas de capital, las muchas concesiones a la inversión y a los inversionistas, so pretexto de promover y proteger el empleo, empezando por las reformas tributarias.
Los hechos recientes, tema de la película en mención, nos aclararon que no son más que los torcidos y piruetas por debajo de la mesa para el enriquecimiento ilícito.
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