Biografías

viernes, 3 de abril de 2009

El fantasma de la recesión

Por: Amlkar D. Acosta M[1]

"Cuando se asciende es posible detenerse;
pero, resulta muy difícil detenerse cuando
se está descendiendo" Napoleón

DE LA RECESIÓN A LA DEPRESIÓN

Es bien sabido que la economía global, con los EEUU a la cabeza, venía en declive desde mediados de 2007, de tal suerte que el estallido de la crisis financiera internacional en septiembre pasado la sorprendió en medio de una aguda desaceleración, precipitándola en la más profunda recesión de los últimos 80 años. Ningún país ha escapado a sus devastadores efectos; incluso, contra todos los pronósticos, China y la India que se creía podrían desacoplarse con respecto al comportamiento de la economía norteamericana, si bien es cierto no han caído en la recesión generalizada la ralentización de sus economías anticipa crecimientos por debajo del 7%, muy inferior al promedio de la última década.

El crecimiento del PIB de los EEUU, según el departamento de Comercio en Washington, en el último trimestre de 2008 fue muy desalentador, bajó a un ritmo anual de 6.3% arrastrando consigo el crecimiento para el año completo a un anémico 1.1%, casi la mitad del crecimiento de 2007 que fue del 2%. Según el más reciente pronóstico del FMI la economía mundial, por primera vez desde el final de la Segunda Guerra, el crecimiento del PIB tendrá signo negativo.

Y lo más grave es que según muchos analistas, esta crisis a diferencia de otras anteriores que tuvieron forma de V, porque rápidamente la economía rebotó después de una leve caída, esta vez está tomando forma de U, en el sentido de que se perfila como más profunda y prolongada.

De allí que la preocupación que invade a la comunidad internacional y a lo que más se teme es que la recesión global se torne en una gran depresión, igual o peor que la de 1929, de ingrata recordación.

COLOMBIA: DE LA DESACELERACIÓN A LA RECESIÓN

El Banco Mundial y el FMI que solían revisar sus proyecciones de crecimiento de la economía a todos los niveles semestralmente, ahora lo vienen haciendo mensualmente, dada la celeridad de vértigo de la crisis y lo han venido haciendo siempre a la baja.

En el Informe presentado por el FMI a la Cumbre de ministros de Economía del G – 20, que tuvo lugar el pasado fin de semana en Londres, hizo un nuevo pronóstico en virtud del cual el PIB mundial caerá en 2009, por primera vez en sesenta años, entre 0.5% y un 1%, cuando aún hace dos meses aventuraba un crecimiento del 0.5%. El FMI dice en su Informe que "La revisión refleja unas turbulencias financieras incesantes, nuevas estadísticas negativas, una confianza que se hunde y el efecto limitado de las respuestas políticas en la restauración de la salud del sistema financiero".

Advirtió, además, que "Las posibilidades de una recuperación en la primera mitad de 2010 se están desvaneciendo". Por supuesto, las economías avanzadas, donde se cebó la crisis financiera, vuelven a llevarse la peor parte. Se prevé por parte del FMI que el PIB de los EEUU retrocederá 2.6% este año y la reactivación de su economía sólo se verá “en el tercer trimestre de 2010 y eso, siempre y cuando el plan de Barack Obama impulse "una mejora de las condiciones del mercado financiero en la segunda mitad de 2009".

Por su parte el Banco Mundial conceptúa que el crecimiento de la economía Latinoamericana caerá bruscamente en 2009, hasta el 0.3%, después que en septiembre pasado había vaticinado un crecimiento del PIB de 2.7%. Joyce Chang, directora de investigación de mercados emergentes de JP Morgan, dijo que América Latina ya esta en recesión, pues decreció 8.6% en el cuarto trimestre de 2008 y caerá otro 5.9% en el primer trimestre de 2009[2]. Aparentemente, el único país en la región que podrá sobreaguar en medio del tsunami de la crisis se llama Perú.

Ya habíamos visto que el Economist Intelligence Unit (EIU), en su informe de enero de este año pronosticó que Colombia entraría este año en una recesión franca, con una caída del PIB de – 0.5%[3], lo cual fue considerado por el gobierno como alarmista. Pero, todo indica que para allá vamos, habida cuenta que de acuerdo con las cifras del DANE en el 2008 la economía creció el 2.5%, cifra bastante alejada del 7.5% del 2007, desplomándose de un año a otro 5 puntos (¡!). Desde el 2002 no se registraba un crecimiento del PIB tan bajo.

En el último trimestre de 2008 el PIB nacional registró un crecimiento negativo de 0.7%, lo cual no se veía desde hacía una década en medio de la crisis económica de finales de los 90.

El gobierno se vio precisado a revisar una vez más su meta de crecimiento para este año y anunció que en esta ocasión la meta prevista pasará del 3% inicial a un rango entre el 0.5% y el 1.5%, después que desde el 2003 el crecimiento del PIB no era inferior al 4.6%. Claro que como el profesor Kenneth Rogoff dijo que el que crezca por encima de cero por ciento se puede dar por bien servido, “eso nos tranquiliza”[4], afirma la directora del DNP. Mal de muchos, consuelo de tontos!

Del mes de enero de este año ya se sabe que la producción manufacturera cayó 10.7%, confirmando la tendencia del último trimestre del año anterior, amén de que el empleo industrial se contrajo 6% y el comercio minorista tuvo un bajón de 4.5%, lo cual nos dice que la economía colombiana está ad portas de la recesión.

Como quien dice, la economía se sigue deslizando y a ojos vista está que se encuentra en la parte descendente del ciclo. Joyce Chang, sostiene que el crecimiento del PIB en Colombia pasará de una baja de 0.7% entre octubre y diciembre pasados a una de 0.5% entre enero y marzo de 2009[5]. No obstante, para el Ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, “Es muy temprano para hablar de los resultados del primer trimestre de 2009”[6].

Ya habíamos dicho, a propósito de la afirmación de Luis Carlos Villegas, Presidente de la ANDI, de que “Las cifras nos señalan que la industria colombiana, técnicamente entró en recesión”[7], si está en recesión la industria está en recesión la economía[8].

No están muy alejados de la realidad, entonces, los analistas extranjeros cuando afirman que “la recesión es un hecho en Colombia”. La expectativa de Guillermo Mondito, Jefe de investigaciones para la región de Barclays Capital en el Foro anual sobre América Latina del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) es que este año el país decrezca 1.1%.

Al Ministro Zuluaga le tocó salir a entonar la palinodia; después de alardear de que “El país está blindado contra la crisis económica externa”[9], ahora aclara que donde dijo digo quiso decir fue Diego y ha terminado por admitir que “Resulta difícil para cualquier país esquivar el coletazo de semejante choque…El gobierno ha insistido en que Colombia no es inmune, pero se sostiene con convencimiento en que la economía está mejor preparada para hacerle frente a la crisis internacional”[10].

Cabe preguntarse, si la economía “está mejor preparada” para enfrentar la crisis por qué en el último trimestre de 2008 fue la que tuvo la mayor caída de la producción industrial (8%) después de Brasil (14.8%). Luis Carlos Villegas, Presidente de la ANDI, tiene el pálpito de que “el 2009 será malo para la industria colombiana, pero no tanto como los dos trimestres anteriores”[11]

No sé si el Ministro comparte con el Presidente de la ANDI alguna información reservada que le permite compartir también su optimismo al afirmar que “vamos a sufrir menos que el promedio de la mayoría de las economías y vamos a poder salir mucho más rápido de esta encrucijada”[12]. Pero la contundencia de las cifras se encarga de volvernos a la real realidad, que no invita al optimismo sobre el futuro inmediato y mediato de la economía nacional.

LA FERIA DE LAS CULPAS

No han faltado los dardos en contra del Banco de la República, tratando de endilgarle la responsabilidad de la debacle; uno de ellos es Luis Carlos Villegas, quien afirmó que “Es una lástima que el país no haya podido llegar a la crisis internacional con crecimientos mayores por no haber soltado en política monetaria”[13].

En medio de los desvaríos de las autoridades se han desatado las mutuas recriminaciones entre ellas. Como quien busca una cabeza de turco a la cual colgarle sus propios fracasos, la directora saliente del DNP, Carolina Rentaría, inculpa a los alcaldes y gobernadores del freno de las inversiones en obras civiles – cayeron según el DANE 12.6% el año pasado -, que explican en gran medida la caída del 8% de la construcción el último trimestre de 2008, dizque porque “los entes territoriales no han hecho el gasto que estaba proyectado en ese rubro y hoy hay casi $5 billones destinados a la ejecución de esos proyectos.

Aquí el problema no es de financiamiento, porque la plata está, el problema es de ejecución”[14]. En el Consejo extraordinario de ministros realizado el lunes festivo (23 de marzo) el Presidente Uribe montó en cólera cuando le informaron que municipios y departamentos habían terminado el año con esos $5 billones en cuentas de ahorro y TES en vez de destinarlos a inversión pública. Pero, qué tan rara esa reacción tardía, si ya él en la Cumbre de gobernadores se había referido a ello y no le había merecido ninguna reprimenda a los mandatarios seccionales.

No sólo no se lo reprochó sino que, por el contrario, les anunció la presentación de una reforma tributaria territorial que les significaría ingresos adicionales por $700.000 millones adicionales[15].

El Director Ejecutivo de la Federación de Municipios, Gilberto Toro, le salió al paso a tales señalamientos y dejó en claro que “No es sano para nadie que se genere una falsa ilusión y una gran presión a los municipios y departamentos para que usen el superávit y financien nuevas obras, cuando esto es sólo resultado de una nueva metodología contable y no plata en los bancos que los alcaldes dejaron de ejecutar…Los municipios no pueden desconocer contratos en firme y en ejecución. Las reservas presupuestales corresponden a tales contratos, sobre los cuales no se pueden hacer promesas de nueva infraestructura”[16]

Pero es que el gobierno central no tiene autoridad moral para reconvenir a las entidades territoriales por hecho de que congelen recursos invirtiéndolos en TES, cuando muchas veces lo hacen es compelidos por el Ministerio de Hacienda. Ellas, al igual que los distintos entes de la Nación se ven obligadas a invertir en TES los mal llamados “excedentes” de liquidez.

Así, nos encontramos que muchos de los recursos que captan el FOSYGA, el Fondo Nacional de Regalías (FNR), el SENA, el ICBF, entre otros, van a recalar a los títulos de tesorería (TES) para financiar al gobierno central e incluso allá van a ir a parar los recursos que está recibiendo el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) - $2.3 billones, aproximadamente -, según anuncio que hizo el Ministro de Hacienda. De acuerdo con un estudio realizado por la Contraloría General, al observar la distribución de los TES en poder de entidades públicas, concluyó que el sector social participa con el 49% (ISS, ICBF, Caprecom, FOSYGA, SENA, entre otras entidades). En concepto de la misma Contraloría, la ineficiencia en la inversión de los recursos del FNR ha conllevado a que al 31 de diciembre de 2007, el portafolio de inversiones en TES de este fondo registrara un valor superior a los $3.2 billones (¡!).

En su oportunidad denunciamos que “el Ministerio de la Protección Social se de el lujo de tener más de $1.2 billones de la subcuenta de Solidaridad del Fondo de Solidaridad y Garantía (FOSYGA) congelados. No puede por ello pasar por desapercibido el fallo proferido por el Consejo de Estado de una Acción popular, que obliga al gobierno a descongelar dichos recursos, los cuales permanecen invertidos en CDT y en otros títulos valores, para que sean invertidos en el objeto de los mismos, que no es otro distinto que la atención en salud de los sectores más vulnerables de la población”[17].

Es más, luego de aprobado el presupuesto para la vigencia de 2009, en el Plan Financiero el gobierno previó obtener $24.4 billones en crédito interno para enjugar parte de su déficit así: $13 billones en el mercado de subasta de TES, $6.5 billones por convenios con entidades del sector público y $5 billones que deben adquirir forzosamente los establecimientos públicos por concepto de “excedentes” de liquidez.

Aquí sí que el gobierno ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Al congelamiento de los recursos que se ha convertido en una práctica consuetudinaria del gobierno, se viene a sumar el malhadado “espacio fiscal”, el cual ha malogrado proyectos tan importantes como el Plan de expansión de la Refinería de Cartagena por parte de ECOPETROL y que ha terminado por convertirse en un freno de mano para la inversión pública. Y para nadie es un secreto que ello obedece a la camisa de fuerza que le impuso al país el FMI a través de sus “recomendaciones”.

EN DUDA MEDIDAS ANTICRÍSIS

Este aspecto es ahora motivo de preocupación por lo que el tan mentado Plan de choque anticíclico anunciado por el gobierno para enfrentar la crisis está en un grave predicamento. No sólo tardó el gobierno seis largos meses para reaccionar ante la misma, sino que su alcance es muy limitado y su materialización enfrenta serios obstáculos. Empezando porque a falta de un fondo de estabilización para financiarlo, con el que sí cuentan otros países como Chile y Perú, tendremos que incrementar el déficit fiscal y es lo que se ha propuesto hacer el gobierno. Ya lo dijo, el déficit programado va a pasar de 3.2% al 3.7%.

Claro que con dicho déficit se están incubando problemas hacia el futuro, sobre todo en lo que tiene que ver con las posibilidades de financiarlo, dado el oscuro panorama que muestran en la actualidad los mercados financieros internacionales. De allí que, como lo sostiene el ex ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, “lo que anuncia el gobierno consiste simplemente en gastar más rápido lo que ya estaba presupuestado”[18], nada más.

Con el anunciado Plan de choque por valor de $55 billones, el gobierno pretende recostarse en el sector privado descargando sobre él la mayor responsabilidad de su éxito o fracaso, puesto que deberá asumir $32 billones de ellos, cuando es el Estado el que está llamado a llenar el vacío que están dejando la iniciativa privada merced a la crisis.

El Ministro de Hacienda se apresura a descolgarse por las orejas y salvar su responsabilidad, al dejar en claro que lo suyo no es la ejecución de los recursos, que ello “va mucho más allá de lo que pueda hacer el Ministerio.

Esta cartera tiene el papel de asegurar el financiamiento de la Nación, la búsqueda de los recursos, garantizar que se pueden financiar todos los programas, pero no garantizar la ejecución de la inversión pública”[19].

Qué tal? Ahora nos damos cuenta que tenemos un gobierno compartimentado en el que la mano derecha no da cuenta de lo que hace la mano izquierda y viceversa. De allí la exhortación de la directora de Planeación: “El sector privado que se dedique a seguir buscando la financiación, que no frenen sus programas, que no se asusten en esta coyuntura, que mire más a mediano y largo plazo y que siga adelante”[20].

Lo más inverosímil de todo es que la propia directora de Planeación se declarara sorprendida al conocer las desalentadoras cifras del DANE sobre el bajo nivel de ejecución de la inversión pública. Resulta insólito, por decir lo menos, que el equipo económico del gobierno no se haya percatado que lo dos principales motores de la economía, las exportaciones y la demanda interna, venían fallando desde el primer trimestre de 2008.

Como lo afirma Semana, “el equipo económico se confió en que los años de bonanza iban a proteger al país de los azotes de la crisis mundial”[21], se creyeron su propio cuento del blindaje de la economía. Bien se ha dicho que en economía quien pretende engañar a los demás termina engañándose a sí mismo.

¿QUÉ HACER?


Empecemos por decir que el gobierno ha venido de tumbo en tumbo, dando palos de ciego en su política anticíclica, actuando sin orden ni concierto; en ocasiones en lugar de promover una política fiscal anticíclica, propicia otra procíclica. Es el caso de la terquedad en mantener el congelamiento hacia la baja del precio de la gasolina y de constituir un fondo de estabilización, medidas ambas contraccionistas, cuando lo que se necesita es estimular el consumo.

Lo mismo podemos decir respecto a la propuesta de una reforma tributaria territorial, que sería totalmente contraproducente, por ir a contrapelo de lo que demanda una economía en caída libre. Medidas como la destinación de $500.000 millones para incentivar la compra de bienes durables, como vehículos y electrodomésticos, son poco efectivas dada la incertidumbre que agobia a los consumidores. Recordemos que el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que maneja Fedesarrollo cayó 25.3 puntos en febrero frente al mismo mes de 2008 y quedó en – 1.6 puntos, el nivel más bajo desde mediados de 2003.

Además, según la encuesta de Opinión del Consumidor el 54.9% de los encuestados considera que el desempleo aumentará en los próximos 12 meses. Lo primero que debería hacer el gobierno es descongelar todos los recursos que tiene el gobierno central y sus entidades adscritas o vinculadas para aplicarlos al objeto de los mismos.

Como afirma el ex ministro de Hacienda, Abdón Espinosa V, se trata de mover la registradora en el sector público, “hay que movilizar dineros porque no se pueden tener entidades públicas rentistas”[22]. En segundo término, se debe considerar seriamente el desmonte de las onerosas gabelas, prerrogativas y privilegios a favor del capital, que le cuestan al país más de $7 billones anuales, los cuales no se justifican en la actual coyuntura.

Con ello se podría viabilizar la propuesta del ex ministro Juan Camilo Restrepo de rebajar en dos puntos el IVA, especialmente para los bienes y servicios que hacen parte de la canasta familiar, sin causar traumatismos fiscales. Comparto con el ex ministro Rodolfo Segovia, que “se trata de poner plata de inmediato en manos del consumidor. Y nada sería tan rápido como reducir el precio de la gasolina y el acpm a los niveles equivalentes al valor actual del barril de petróleo, más sus impuestos”[23].

Una medida fundamental a tomar, que no da más espera, es la de crear el seguro de desempleo, ya que según la última edición de la revista The Economist, la tasa de desempleo abierto de Colombia del 14.2% sólo es superada por España 14.8% y Sudáfrica con un inimaginable 21.9%. Son más de 2.5 millones de cesantes, un alto porcentaje de los cuales son cabeza de familia, que al haber perdido sus empleos no cuentan para el mercado.

Ello tiene el agravante de que quienes aún no lo han perdido temen perderlo y por ello mismo baja su confianza. El principal beneficio del seguro es permitir al trabajador mantener su consumo en épocas de desempleo y ofrece también ventajas macroeconómicas. Las entidades apropiadas para implementarlo serían las cajas de compensación familiar. No nos podemos hacer ilusiones, creyendo que los empresarios se van a abstener de hacer recortes de nóminas para enfrentar su propia crisis, como lo prometieron recientemente los cacaos.

Esas son sólo promesas de cumbiambera! Pasando por alto su ofrecimiento al Presidente Uribe de no tocar las nóminas de trabajadores, el gremio de los industriales reconoció recientemente que “ante la difícil situación, será inevitable el recorte de puestos de trabajo…Es imposible que los empresarios sigan soportando la crisis sin reducir costos de nómina…llega el momento en que un empresario ya ha recortado todas sus herramientas, y pues tiene que empezar a recortar su nómina”[24].

Sólo ahora, al cabo de las quinientas, se le ocurre al Ministro de Protección, Diego Palacio, invitar al Congreso a incluir el tema del desempleo en su agenda, como lo están haciendo sus pares en el mundo[25], pero sin que hasta el momento haya presentado iniciativa alguna al respecto.

El Congreso de la República y el gobierno también siguen embebidos en el trámite del Referendo reeleccionista, la reelecci´n indefinida de alcaldes y gobernadores, en la penalización del porte de la dosis mínima, en la consulta interpartidista, entre otros menesteres subalternos, mientras la crisis asedia a la economía y golpea sin clemencia a los más pobres

Por qué en lugar de la estrategia del avestruz no imitar el Programa “Mi Casa, Mi Vida” que ha puesto en marcha el Presidente Lula en Brasil, consistente en construir un millón de viviendas, con el cual van a generar 1.5 millones de empleos directos e indirectos y un PIB de dos puntos adicionales a la economía. Como lo dijo el Ministro de Hacienda, Guido Mantega, “Este es un programa osado y de gran impacto en la economía brasileña.

Seguramente será uno de los principales programas anticrisis que este gobierno va a implementar”[26]. Indudablemente el sector de la construcción de vivienda es el más rentable en términos de generación de empleo y de impacto social, sobre todo en un país como Colombia con un alto déficit habitacional. Uno de los pasos inmediatos a dar para viabilizar un programa de estas características y dimensiones es acabar con la cortapisa del ahorro programado para acceder al crédito de vivienda, pues por cuenta del mismo se están perdiendo muchos subsidios.

Un comentario final, para decir que Colombia debe comprometerse seriamente en el propósito de hacer de esta crisis la oportunidad para remediar sus enormes falencias en materia de competitividad, porque si la post crisis nos encuentra como nos sorprendió cuando estalló estaremos perdidos, porque los inversionistas serán más exigentes y selectivos a la hora de arriesgar sus capitales. Si no nos avispamos otros nos ganarán la partida.

Si tomamos en serio lo del Plan de choque, si este no se queda en el papel, convertido en un catálogo de buenas intenciones, matamos dos pájaros de un solo tiro, pues al tiempo que se crea empleo y se genera ingresos en el momento que más se requiere, con la modernización, ampliación y adecuación de la infraestructura, nos estaremos preparando para asumir el reto del futuro.

Y una moraleja que nos dejó el ex presidente Bill Clinton a su paso por Medellín, en su exposición en la 50ª Asamblea del BID: “Lo que debimos aprender es que se obtiene una mejor economía si se reduce la pobreza...mover la gente fuera de la pobreza es bueno para todo el resto del mundo: hace más consumidores, crea mayores niveles en los mercados, sube más los sueldos y esto reduce la desigualdad…la importancia de que la economía crezca desde la base hacia arriba y darle a la gente participación. Si hay un sentimiento de oportunidad compartida, entonces podremos construir una economía del siglo XXI que nos beneficie a todos”[27].

Llegó la hora de las rectificaciones, del cambio de Modelo económico, pasando de uno pro rico, que es el actual a otro pro pobre, incluyente, que el país reclama a grito herido, que haga de la erradicación de la pobreza y la redistribución del ingreso un objetivo explícito y no un efecto colateral difuso y tardío.

Riohacha, abril 2 de 2009
www.amylkaracosta.net
[1] Ex presidente del Congreso de la República
[2] El Tiempo. Marzo, 30 de 2009
[3] Amylkar D. Acosta M. Recesión inminente. Febrero, 14 de 2009
[4] El Tiempo. Marzo, 29 de 2009
[5] Ibidem
[6] El Espectador. Marzo, 27 de 2009
[7] Portafolio. Febrero, 13 de 2009
[8] Amylkar D Acosta M. Recesión inminente. Febrero, 14 de 2009
[9] Cambio. Mayo, 15 de 2008
[10] El Tiempo. Marzo, 30 de 2009
[11] El Tiempo. Marzo, 2 de 2009
[12] EL Tiempo. Marzo, 29 de 2009
[13] El Tiempo. Marzo, 27 de 2009
[14] El Espectador. Marzo, 27 de 2009
[15] Amylkar D. Acosta M. El remedo anticíclico. Marzo, 21 de 2009
[16] El Tiempo. Abril, 2 de 2009
[17] Amylkar D. Acosta M. Lo que faltaba. Junio, 27 de 2007
[18] El Heraldo. Marzo, 31 de 2009
[19] El Tiempo. Marzo, 29 de 2009
[20] Idem
[21] Semana. Marzo, 30 de 2009
[22] El Tiempo. Marzo, 29 de 2009
[23] Portafolio. Marzo, 27 de 2009
[24] El Nuevo Siglo. Luis Carlos Villegas, Presidente de la ANDI. Marzo, 25 de 2009
[25] El Espectador. Abril, 1 de 2009
[26] La República. Marzo, 27 de 2009
[27] El Tiempo. Marzo, 31 de 2009

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