Por Nuria Barbosa León, periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
El niño Anthony Vidal no tuvo problemas para iniciar su vida escolar porque desde los tres años asiste dos veces por semana a las vías no formales de la educación para los chicos en edad pre-escolar y que no están matriculados en los círculos infantiles.
Su mamá, la ama de casa Niovis González, comentó que ella aprendió cómo enseñarle al niño actividades sencillas en el rasgado de papel, la identificación de colores y figuras geométricas, la elaboración de objetos (una cesta de flores), la narración de cuentos y la observación perenne del desarrollo motriz e intelectual del niño de acuerdo a su edad.
El círculo infantil es un centro escolar para niños de uno a seis años, con horario de ocho de la mañana a cinco de la tarde y que tiene garantizado el almuerzo y las meriendas correspondientes atendidos por educadoras que enseñan y cuidan a los infantes. Se prioriza la matrícula para las mujeres trabajadoras y hay un alto por ciento de niños que no clasifican en estas instituciones por existir una demanda por encima de la oferta.
Para los infantes cubanos, que no asisten a las instituciones educacionales antes señaladas, es muy importante su integración al programa “Educa a tu hijo” surgido en 1992 el cual está diseñado para igualar el nivel educacional entre los niños antes de asistir a la escuela.
Este Programa tiene como objetivo preparar a las familias para que a partir de su experiencia estimulen el desarrollo integral de sus hijos, desde el embarazo hasta la edad escolar. Además garantiza la atención educativa a pequeños que viven en zonas de montaña donde no existen círculos infantiles y las escuelas primarias les quedan muy lejos.
Para ello se coordinan las fuerzas profesionales de médicos de la familia, educadores, entrenadores deportivos, e instructores de arte, quienes ayudan a orientar a la familia desde el mismo momento de la concepción hasta el inicio de las actividades docentes.
Con el programa se estimula el desarrollo del niño en la esfera socio-afectiva, intelectual, del lenguaje y motriz, así como en la formación de cualidades morales y hábitos de vida.
Ma. Regla Hernández, promotora del programa en el barrio de Cayo Hueso en Centro Habana explicó que anualmente se realiza un censo estadístico para conocer la población infantil del territorio, donde interviene: la Oficina Municipal de Estadística, el registro de los consumidores (conocido como la Oficoda), los consultorios médicos, los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas en cada cuadra.
Luego que se tiene ubicado al niño se le realizan visitas al hogar por parte del médico de la familia y los pediatras en el primer año de vida, o sea, siendo lactante hasta que cumplen dos años de edad. Ellos son seguidos por el programa que se imparte en los círculos infantiles dos veces por semana y cuando cumplen cuatro años los atiende su futura maestra.
“Educa a tu hijo” es una forma de orientar a la madre o tutora acerca de cuáles conocimientos debe tener el niño antes de iniciar la escuela, asiste el dúo madre-hijo y se trabaja con ejercicios deportivos para la actividad física y motriz, con narración de cuentos y canciones para el desarrollo estético e intelectual, a su vez, se indican las operaciones de rasgado, coloreado y recorte para el desenvolvimiento manual.
Ma. Caridad Olivares, directora del capitalino Círculo Infantil “Los Proletaritos” argumentó que con este proyecto se tiene ubicado a los niños con necesidades educativas especiales y con problemas de salud, con situación socialmente compleja procedentes de familias disfuncionales ó con riesgo social.
Explicó que los niños son diagnosticados y, se matriculan en centros educativos especiales aquellos que tienen dificultad auditiva, oftalmológica, motriz y con afectaciones del sistema nervioso central. Los restantes son valorados para que su maestra de preescolar los atienda según el caso.
El programa se práctica en países de la región como México, Ecuador, Brasil y Guatemala, aunque en Cuba se cubren las necesidades del ciento por ciento de la población infantil antes de iniciar la enseñanza primaria.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) lo declaró un Programa de éxito y replicable en la región latinoamericana.
Para el pequeño centrohabanero Anthony no fue nada traumático su primer día en la escuela primaria, se despidió con un beso de su madre y se fue a formar la fila como si ya conociera su lugar, pero a su vez se socializó con los demás niños porque para él ya eran rostros vistos con anterioridad.
Los niños cubanos son esos príncipes enanos que cada mañana amanecen felices sonriéndole a la vida para iniciar su fiesta.
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