· Nacido de padre afro descendiente (Andrés Padilla) y de madre indígena (Josefa Lucía López),
en Villa de Pedraza, a 4 leguas al oriente de Riohacha y dentro de su jurisdicción.
· La ciudad de Riohacha, en el año del natalicio del Almirante Padilla (1784), estaba sometida al comercio de los contrabandistas desde décadas atrás; eran franceses, ingleses y holandeses quienes introducían grandes cantidades de mercancías, lo que impulsó al rey de España, Carlos III, a dictar normas para ponerle fin al comercio ilegal, que estaba arruinando a los comerciantes españoles que trabajaban con la Casa de Contratación de Sevilla y pagaban a la Corona española el impuesto de almojarifazgo; sólo llegaba, cada dos meses, una galera de la Marina Real Española, trayendo alguna variedad de telas y frutos.
Por tal razón se generó, en Riohacha, la desocupación y el hambre… *
· “No debe quedar colonia en ninguna parte, esta misma isla en la que hoy estamos, debe ser gobernada por jamaicanos, no por ingleses”. Reflexión de Padilla en Jamaica. Carta 1816.
· Así las cosas, el 25 de mayo de 1820, cuando eran más o menos las diez de la mañana, los patriotas abrieron fuego por el lado occidental al mando del Coronel Montilla y otro tanto hizo el Capitán Padilla en compañía de su hermano José Antonio, quien había hecho un rodeo por las Sabanas del Patrón, atacando por la retaguardia, logrando sacar al ejército realista del entorno de la Laguna Salada, y en plena sabana lo derrotaron, después de dos enfrentamientos muy sangrientos, sobre todo para las tropas realistas, que al final huyeron en desorden.
Los restos del ejército realista se dirigieron a Santa Marta, lo que marcó también definitivamente la libertad de Valledupar, que era el fuerte del Coronel pro realista Juan Salvador Anselmo Daza.
· A las once de la mañana del 2 de octubre de 1828 se llevó a cabo la pena de muerte.
Cuando el almirante José Prudencio Padilla llegó a la Plaza Mayor, hoy conocida como Plaza de Bolívar, y, al sentarse en el banquillo, un sargento le quiso quitar violentamente las insignias de su rango y entonces Padilla, mirándolo con desprecio, le dijo: - Sargento: Estas insignias no me las dio Bolívar sino la República.- ¡Viva la República, viva la Libertad! Gritó Padilla antes de los disparos del Pelotón. - ¡Cobardes... Cobardes! Gritó, ya moribundo.
· “De lo que más me arrepiento, en estos días, es de los fusilamientos de Padilla y de Piar”. Fragmentos de Carta de Simón Bolívar. 1829.
· Los soldados tomaron sus despojos sin ninguna consideración y los colgaron en una esquina de la plaza, donde estuvieron hasta las once de la noche.
Tres frailes veracruzanos los descolgaron junto con los del coronel Ramón Nonato Guerra. Temerosos, tomaron atajos por las estrechas calles del barrio “La Candelaria” y lograron llegar al templo de San Agustín, donde sepultaron los despojos de Padilla en una bóveda frente al altar de “Santa Rita”, allí permanecieron los restos del héroe guajiro 94 años, 9 meses y 23 días; porque, por orden del Gobierno Nacional, fueron trasladados a la Catedral de Nuestra Señora de los
Remedios de Riohacha, el día 25 de julio de 1923, y sepultados en la nave oriental.
Por ley 6 del 20 de agosto de 1948, el panteón, donde reposan los restos de José Prudencio Padilla, fue declarado Monumento Nacional. Esa declaratoria dice en su artículo 1º. “Declárese Monumento Nacional el lugar donde reposan los restos del Almirante y General de la República, héroe de la Independencia de Colombia, don José Prudencio Padilla.
* * Tomado de la Investigación de la Historiadora INES BLANCO JIMENEZ. 1984
“La Reflexión nos permite darle pies y cabeza a la acción”
en Villa de Pedraza, a 4 leguas al oriente de Riohacha y dentro de su jurisdicción.
· La ciudad de Riohacha, en el año del natalicio del Almirante Padilla (1784), estaba sometida al comercio de los contrabandistas desde décadas atrás; eran franceses, ingleses y holandeses quienes introducían grandes cantidades de mercancías, lo que impulsó al rey de España, Carlos III, a dictar normas para ponerle fin al comercio ilegal, que estaba arruinando a los comerciantes españoles que trabajaban con la Casa de Contratación de Sevilla y pagaban a la Corona española el impuesto de almojarifazgo; sólo llegaba, cada dos meses, una galera de la Marina Real Española, trayendo alguna variedad de telas y frutos.
Por tal razón se generó, en Riohacha, la desocupación y el hambre… *
· “No debe quedar colonia en ninguna parte, esta misma isla en la que hoy estamos, debe ser gobernada por jamaicanos, no por ingleses”. Reflexión de Padilla en Jamaica. Carta 1816.
· Así las cosas, el 25 de mayo de 1820, cuando eran más o menos las diez de la mañana, los patriotas abrieron fuego por el lado occidental al mando del Coronel Montilla y otro tanto hizo el Capitán Padilla en compañía de su hermano José Antonio, quien había hecho un rodeo por las Sabanas del Patrón, atacando por la retaguardia, logrando sacar al ejército realista del entorno de la Laguna Salada, y en plena sabana lo derrotaron, después de dos enfrentamientos muy sangrientos, sobre todo para las tropas realistas, que al final huyeron en desorden.
Los restos del ejército realista se dirigieron a Santa Marta, lo que marcó también definitivamente la libertad de Valledupar, que era el fuerte del Coronel pro realista Juan Salvador Anselmo Daza.
· A las once de la mañana del 2 de octubre de 1828 se llevó a cabo la pena de muerte.
Cuando el almirante José Prudencio Padilla llegó a la Plaza Mayor, hoy conocida como Plaza de Bolívar, y, al sentarse en el banquillo, un sargento le quiso quitar violentamente las insignias de su rango y entonces Padilla, mirándolo con desprecio, le dijo: - Sargento: Estas insignias no me las dio Bolívar sino la República.- ¡Viva la República, viva la Libertad! Gritó Padilla antes de los disparos del Pelotón. - ¡Cobardes... Cobardes! Gritó, ya moribundo.
· “De lo que más me arrepiento, en estos días, es de los fusilamientos de Padilla y de Piar”. Fragmentos de Carta de Simón Bolívar. 1829.
· Los soldados tomaron sus despojos sin ninguna consideración y los colgaron en una esquina de la plaza, donde estuvieron hasta las once de la noche.
Tres frailes veracruzanos los descolgaron junto con los del coronel Ramón Nonato Guerra. Temerosos, tomaron atajos por las estrechas calles del barrio “La Candelaria” y lograron llegar al templo de San Agustín, donde sepultaron los despojos de Padilla en una bóveda frente al altar de “Santa Rita”, allí permanecieron los restos del héroe guajiro 94 años, 9 meses y 23 días; porque, por orden del Gobierno Nacional, fueron trasladados a la Catedral de Nuestra Señora de los
Remedios de Riohacha, el día 25 de julio de 1923, y sepultados en la nave oriental.
Por ley 6 del 20 de agosto de 1948, el panteón, donde reposan los restos de José Prudencio Padilla, fue declarado Monumento Nacional. Esa declaratoria dice en su artículo 1º. “Declárese Monumento Nacional el lugar donde reposan los restos del Almirante y General de la República, héroe de la Independencia de Colombia, don José Prudencio Padilla.
* * Tomado de la Investigación de la Historiadora INES BLANCO JIMENEZ. 1984
“La Reflexión nos permite darle pies y cabeza a la acción”
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