Por: Martín López González
A pesar que tradicionalmente los gobiernos criollos han sido tan seguidores y dependientes de las políticas trazadas por los Estados Unidos, allá el primer afrodescendiente que aspira a la presidencia está a solo unas semanas de ganar las elecciones según las encuestas, mientras que acá en Colombia se sigue con el racismo rampante, viendo a los negros e indígenas como si fuesen ciudadanos de tercera categoría.
Una cosa que le ha aportado el senador Barack Obama y la gente que lo apoya a la historia del mundo, no solo por ellos mismos, es poner en claro que todos los seres humanos son iguales, independientemente de la étnia, género, creencia religiosa, orientación sexual o clase social.
Si el pueblo de Estados Unidos se pudo sacudir del fanatismo guerrerista de Bush y del racismo de décadas atrás, al reconocerle el prestigio a Obama para ser candidato, el pueblo colombiano también puede despertar de esta polarización, que los buenos están con el gobierno y los malos con las Farc (como en las películas del oeste gringo). Debe surgir, como allá, una figura transparente, humanista con solvencia moral por fuera de la orientación en las dos direcciones contrapuestas.
Los estadunidenses han sentido vergüenza de país no solo por el genocidio de sus aborígenes, uno de los más grandes de la humanidad y la segregación y el racismo a negros y latinos por parte de la hegemonía Yankee. Apenas hoy quieren voltear esa página de la historia como una ignominia que los apesadumbra. Es el senador Obama quien garantiza ese salto hacia la articulación étnica y social.
Asombroso el parecido de los discursos de allá con los de acá. Aunque el senador Obama es simplemente un pacifista, liberal, mente abierta, la cofradía Bush, McCain, Palin lo acusan de terrorista por el solo hecho de su decisión de sentarse a hablar con los contradictores de Estados Unidos en aras de la paz mundial (esto reduciría considerablemente la venta de armas).
Cosas similares se escuchan en Colombia cuando alguien habla de Acuerdo Humanitario. La similitud no es coincidencia, el gobierno colombiano fue el país que ayer apoyó la guerra de Irak y hoy al candidato John McCain. ¿Será coincidencia que el día que McCain visitaba a Colombia se dio la famosa operación Jaque?
Tampoco es coincidencia que mientras se desvanece la llegada de John McCain a la Casa Blanca , lo mismo sucede con el tercer periodo del Presidente Uribe. ¿Cómo sería un escenario latinoamericano, con Obama presidente de Estados Unidos en diálogos y acercamientos con Chávez, Castro, Correa, Da Silva, etc., cuál sería el discurso del presidente Uribe y del Ministro de defensa?
Se abre para el mundo una nueva esperanza. No quiere decir esto que Obama sea el gran redentor para América Latina y el planeta, pero es fundamental que gane por el bien del pueblo norteamericano. Este triunfo significaría mayor revisión de los planes expansionistas de la clase Yankee del noreste y su afán de crear guerras y vender armas. Cualquiera que llegue con un discurso de paz, bienvenido sea.
Al parecer Obama no está tan comprometido como su contrincante McCain con los señores de la guerra que han venido creando conflictos alrededor del mundo con mentiras y trampas para poder usar y vender las armas. Nace para el mundo y para los que prefieren la paz y los razonamientos inteligentes una gran expectativa.
Se espera que el as bajo la manga de los rudos del gatillo y los mostrencos militaristas fanáticos de Israel y Estados Unidos no sea el magnicidio.
El mundo entero está alerta, aunque no preparado para las patrañas de los gendarmes de la guerra. Se espera que la sensatez triunfe esta vez y no se acepten las acostumbradas mentiras. Nace para el planeta una nueva esperanza, si los matones petroleros de Bush salen del poder y con él todos sus seguidores a nivel mundial
A pesar que tradicionalmente los gobiernos criollos han sido tan seguidores y dependientes de las políticas trazadas por los Estados Unidos, allá el primer afrodescendiente que aspira a la presidencia está a solo unas semanas de ganar las elecciones según las encuestas, mientras que acá en Colombia se sigue con el racismo rampante, viendo a los negros e indígenas como si fuesen ciudadanos de tercera categoría.
Una cosa que le ha aportado el senador Barack Obama y la gente que lo apoya a la historia del mundo, no solo por ellos mismos, es poner en claro que todos los seres humanos son iguales, independientemente de la étnia, género, creencia religiosa, orientación sexual o clase social.
Si el pueblo de Estados Unidos se pudo sacudir del fanatismo guerrerista de Bush y del racismo de décadas atrás, al reconocerle el prestigio a Obama para ser candidato, el pueblo colombiano también puede despertar de esta polarización, que los buenos están con el gobierno y los malos con las Farc (como en las películas del oeste gringo). Debe surgir, como allá, una figura transparente, humanista con solvencia moral por fuera de la orientación en las dos direcciones contrapuestas.
Los estadunidenses han sentido vergüenza de país no solo por el genocidio de sus aborígenes, uno de los más grandes de la humanidad y la segregación y el racismo a negros y latinos por parte de la hegemonía Yankee. Apenas hoy quieren voltear esa página de la historia como una ignominia que los apesadumbra. Es el senador Obama quien garantiza ese salto hacia la articulación étnica y social.
Asombroso el parecido de los discursos de allá con los de acá. Aunque el senador Obama es simplemente un pacifista, liberal, mente abierta, la cofradía Bush, McCain, Palin lo acusan de terrorista por el solo hecho de su decisión de sentarse a hablar con los contradictores de Estados Unidos en aras de la paz mundial (esto reduciría considerablemente la venta de armas).
Cosas similares se escuchan en Colombia cuando alguien habla de Acuerdo Humanitario. La similitud no es coincidencia, el gobierno colombiano fue el país que ayer apoyó la guerra de Irak y hoy al candidato John McCain. ¿Será coincidencia que el día que McCain visitaba a Colombia se dio la famosa operación Jaque?
Tampoco es coincidencia que mientras se desvanece la llegada de John McCain a la Casa Blanca , lo mismo sucede con el tercer periodo del Presidente Uribe. ¿Cómo sería un escenario latinoamericano, con Obama presidente de Estados Unidos en diálogos y acercamientos con Chávez, Castro, Correa, Da Silva, etc., cuál sería el discurso del presidente Uribe y del Ministro de defensa?
Se abre para el mundo una nueva esperanza. No quiere decir esto que Obama sea el gran redentor para América Latina y el planeta, pero es fundamental que gane por el bien del pueblo norteamericano. Este triunfo significaría mayor revisión de los planes expansionistas de la clase Yankee del noreste y su afán de crear guerras y vender armas. Cualquiera que llegue con un discurso de paz, bienvenido sea.
Al parecer Obama no está tan comprometido como su contrincante McCain con los señores de la guerra que han venido creando conflictos alrededor del mundo con mentiras y trampas para poder usar y vender las armas. Nace para el mundo y para los que prefieren la paz y los razonamientos inteligentes una gran expectativa.
Se espera que el as bajo la manga de los rudos del gatillo y los mostrencos militaristas fanáticos de Israel y Estados Unidos no sea el magnicidio.
El mundo entero está alerta, aunque no preparado para las patrañas de los gendarmes de la guerra. Se espera que la sensatez triunfe esta vez y no se acepten las acostumbradas mentiras. Nace para el planeta una nueva esperanza, si los matones petroleros de Bush salen del poder y con él todos sus seguidores a nivel mundial
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