Amylkar D. Acosta M[1]
La legislatura que acaba de concluir es de aquellas que, como se dice en el argot deportivo, son sólo de trámite, por lo intrascendente, por lo insulsa y anodina de sus deliberaciones. Su último período estuvo además antecedido de la convocatoria de unas sesiones extras efímeras de tan sólo 4 días, que iban del 11 al 15 de febrero, con una cargada agenda de 16 proyectos de Ley, al tiempo que paradójicamente el Presidente exhortaba al Congreso a concentrarse en los proyectos económicos mientras el gobierno se dispersa con tal profusión de proyectos para tan corto tiempo. Pero, lo más simpático es que el gobierno terminó retirando varias de sus iniciativas, sin que estas hubieran iniciado su trámite siquiera, es el caso de la Ley forestal y la relativa a la creación de zonas libres de segunda vivienda.
Este hecho se repetiría ya en las sesiones ordinarias del segundo período de la última legislatura con la Reforma política; después que la radicó se las apañó para que al mejor estilo del filibusterismo teodolindano su bancada terminara hundiéndola por trámite. Esta reforma, supuestamente, estaba encaminada a que el tan cuestionado Congreso de la República, que se debate entre la ilegitimidad y la falta de representatividad, se autoreformara. Con este ya son 16 intentos de reforma del quehacer de la política y de las prácticas electorales, la mayoría de ellas de origen parlamentario, que han terminado en el fracaso.
Pudieron más las trapisondas y las maniobras de baja estofa que los buenos propósitos y allí siguen apoltronados los suplentes de quienes han renunciado al fuero por sus problemas con la Justicia y/o por estar vinculados a la investigación de la parafarpolítica han sido suspendidos en el ejercicio de sus funciones. Ya asciende a 63 los investigados y 33 los cobijados con medidas de aseguramiento sin beneficio de excarcelación, la gran mayoría de ellos pertenecientes a la coalición de gobierno.
La Constituyente de 1991 perdió su tiempo aboliendo las suplencias, pues estas han retornado con renovada fuerza; en este período que concluyó circularon por el Congreso más de 367 parlamentarios cuando los elegidos fueron sólo 268. Pero, lo más aberrante es que algunos de tales suplentes se arrogan la representación que no les dio el elector, en este Congreso que día a día se desvanece, con un número de sufragios rayano en la ridiculez. Es el caso, a guisa de ejemplo, del suplente del ex Senador Miguel De la Espriella, Ricardo Ariel Elcure, que llega a ocupar su curul con escasos 4.017 votos; o el suplente del ex Representante Alfonso Campo Escobar, Victor Julio Vargas, con 2.907 voticos. No hay que devanarse los sesos, entonces, para entender por qué el Congreso de la República es una de las instituciones más vilipendiadas y desprestigiadas del país.
Luego del entierro de tercera que le dieron a la Reforma Política, so pretexto de que la misma con la “Silla vacía” desconocía el debido proceso de la parapolítica, el gobierno optó por crear una Comisión de Notables, para que fuera esta la que se ocupara de ella, con lo cual este amedrentado Congreso quedó no sólo en condiciones de interinidad, sino además desplazado en sus funciones y competencias. Pero, a poco andar, como efecto colateral del choque de trenes entre el gobierno y la Corte Suprema de Justicia por cuenta de la yidispolítica, dicha Comisión fue relegada a un segundo plano, pues su objeto queda subsumido en los meandros de un Referendo Express del cual va a ocupar el gobierno al Congreso de la República en el período de sesiones que se inician el próximo 20 de julio, si es que el Presidente de la República insiste en su convocatoria.
También se deberá ocupar el Congreso, si es que le queda tiempo para ello, del cúmulo de proyectos que harán tránsito de la anterior legislatura a esta otra. Según el programa Congreso Visible[2], de 400 proyectos que fueron presentados, 86% fueron de iniciativa oficial, de los cuales se aprobaron 20 (¡!) y seguirá su trámite el 62% de ellos; entre tanto, de los de iniciativa parlamentaria se aprobaron 30 y sólo el 25% de los otros pasan a la próxima legislatura, los demás fueron archivados.
En medio de la abulia y el desdén legislativo cabe descollar algunas iniciativas que se salvaron de la modorra imperante en el Capitolio. Se destaca el proyecto de Ley de reparación integral de las víctimas del Senador Juan Fernando Cristo, la cual fue aprobada pese a la feroz oposición del reticente ex ministro del Interior, Carlos Holguín, que tuvo frente a ella los reparos de índole fiscal que no tuvo cuando se tramitaron los beneficios para los desmovilizados de las AUC. Es decir, cicatero con las víctimas y generoso con los victimarios, habrase visto?
Otro proyecto de la mayor importancia para el gobierno, de cara a la ratificación del TLC en el Congreso de los EEUU es el de la parafiscalidad de las cooperativas de trabajo asociado, que fue finalmente aprobado. También lograron salir aprobados y en algunos casos ratificados varios tratados internacionales, especialmente de comercio. Lo demás se quedó en leyes de honores y en la creación de estampillas en beneficio de alguna causa cualquiera. Por lo demás, los debates de control político fueron pocos pero interesantes, los cuales versaron especialmente sobre la crisis de las relaciones de Colombia con sus vecinos y sobre el desempeño de la economía, particularmente sobre las decisiones tomadas por el Banco de la República para enfrentar los amagos de estanflación de la economía y la revaluación del peso frente al dólar.
Bogotá, julio 6 de 2008
www.amylkaracosta.net
[1] Ex presidente del Congreso de la República
[2] Universidad de los Andes. Departamento de Ciencia Política. Junio, 20 de 2008
Amylkar D. Acosta M[1]
La legislatura que acaba de concluir es de aquellas que, como se dice en el argot deportivo, son sólo de trámite, por lo intrascendente, por lo insulsa y anodina de sus deliberaciones. Su último período estuvo además antecedido de la convocatoria de unas sesiones extras efímeras de tan sólo 4 días, que iban del 11 al 15 de febrero, con una cargada agenda de 16 proyectos de Ley, al tiempo que paradójicamente el Presidente exhortaba al Congreso a concentrarse en los proyectos económicos mientras el gobierno se dispersa con tal profusión de proyectos para tan corto tiempo. Pero, lo más simpático es que el gobierno terminó retirando varias de sus iniciativas, sin que estas hubieran iniciado su trámite siquiera, es el caso de la Ley forestal y la relativa a la creación de zonas libres de segunda vivienda.
Este hecho se repetiría ya en las sesiones ordinarias del segundo período de la última legislatura con la Reforma política; después que la radicó se las apañó para que al mejor estilo del filibusterismo teodolindano su bancada terminara hundiéndola por trámite. Esta reforma, supuestamente, estaba encaminada a que el tan cuestionado Congreso de la República, que se debate entre la ilegitimidad y la falta de representatividad, se autoreformara. Con este ya son 16 intentos de reforma del quehacer de la política y de las prácticas electorales, la mayoría de ellas de origen parlamentario, que han terminado en el fracaso.
Pudieron más las trapisondas y las maniobras de baja estofa que los buenos propósitos y allí siguen apoltronados los suplentes de quienes han renunciado al fuero por sus problemas con la Justicia y/o por estar vinculados a la investigación de la parafarpolítica han sido suspendidos en el ejercicio de sus funciones. Ya asciende a 63 los investigados y 33 los cobijados con medidas de aseguramiento sin beneficio de excarcelación, la gran mayoría de ellos pertenecientes a la coalición de gobierno.
La Constituyente de 1991 perdió su tiempo aboliendo las suplencias, pues estas han retornado con renovada fuerza; en este período que concluyó circularon por el Congreso más de 367 parlamentarios cuando los elegidos fueron sólo 268. Pero, lo más aberrante es que algunos de tales suplentes se arrogan la representación que no les dio el elector, en este Congreso que día a día se desvanece, con un número de sufragios rayano en la ridiculez.
La legislatura que acaba de concluir es de aquellas que, como se dice en el argot deportivo, son sólo de trámite, por lo intrascendente, por lo insulsa y anodina de sus deliberaciones. Su último período estuvo además antecedido de la convocatoria de unas sesiones extras efímeras de tan sólo 4 días, que iban del 11 al 15 de febrero, con una cargada agenda de 16 proyectos de Ley, al tiempo que paradójicamente el Presidente exhortaba al Congreso a concentrarse en los proyectos económicos mientras el gobierno se dispersa con tal profusión de proyectos para tan corto tiempo. Pero, lo más simpático es que el gobierno terminó retirando varias de sus iniciativas, sin que estas hubieran iniciado su trámite siquiera, es el caso de la Ley forestal y la relativa a la creación de zonas libres de segunda vivienda.
Este hecho se repetiría ya en las sesiones ordinarias del segundo período de la última legislatura con la Reforma política; después que la radicó se las apañó para que al mejor estilo del filibusterismo teodolindano su bancada terminara hundiéndola por trámite. Esta reforma, supuestamente, estaba encaminada a que el tan cuestionado Congreso de la República, que se debate entre la ilegitimidad y la falta de representatividad, se autoreformara. Con este ya son 16 intentos de reforma del quehacer de la política y de las prácticas electorales, la mayoría de ellas de origen parlamentario, que han terminado en el fracaso.
Pudieron más las trapisondas y las maniobras de baja estofa que los buenos propósitos y allí siguen apoltronados los suplentes de quienes han renunciado al fuero por sus problemas con la Justicia y/o por estar vinculados a la investigación de la parafarpolítica han sido suspendidos en el ejercicio de sus funciones. Ya asciende a 63 los investigados y 33 los cobijados con medidas de aseguramiento sin beneficio de excarcelación, la gran mayoría de ellos pertenecientes a la coalición de gobierno.
La Constituyente de 1991 perdió su tiempo aboliendo las suplencias, pues estas han retornado con renovada fuerza; en este período que concluyó circularon por el Congreso más de 367 parlamentarios cuando los elegidos fueron sólo 268. Pero, lo más aberrante es que algunos de tales suplentes se arrogan la representación que no les dio el elector, en este Congreso que día a día se desvanece, con un número de sufragios rayano en la ridiculez. Es el caso, a guisa de ejemplo, del suplente del ex Senador Miguel De la Espriella, Ricardo Ariel Elcure, que llega a ocupar su curul con escasos 4.017 votos; o el suplente del ex Representante Alfonso Campo Escobar, Victor Julio Vargas, con 2.907 voticos. No hay que devanarse los sesos, entonces, para entender por qué el Congreso de la República es una de las instituciones más vilipendiadas y desprestigiadas del país.
Luego del entierro de tercera que le dieron a la Reforma Política, so pretexto de que la misma con la “Silla vacía” desconocía el debido proceso de la parapolítica, el gobierno optó por crear una Comisión de Notables, para que fuera esta la que se ocupara de ella, con lo cual este amedrentado Congreso quedó no sólo en condiciones de interinidad, sino además desplazado en sus funciones y competencias. Pero, a poco andar, como efecto colateral del choque de trenes entre el gobierno y la Corte Suprema de Justicia por cuenta de la yidispolítica, dicha Comisión fue relegada a un segundo plano, pues su objeto queda subsumido en los meandros de un Referendo Express del cual va a ocupar el gobierno al Congreso de la República en el período de sesiones que se inician el próximo 20 de julio, si es que el Presidente de la República insiste en su convocatoria.
También se deberá ocupar el Congreso, si es que le queda tiempo para ello, del cúmulo de proyectos que harán tránsito de la anterior legislatura a esta otra. Según el programa Congreso Visible[2], de 400 proyectos que fueron presentados, 86% fueron de iniciativa oficial, de los cuales se aprobaron 20 (¡!) y seguirá su trámite el 62% de ellos; entre tanto, de los de iniciativa parlamentaria se aprobaron 30 y sólo el 25% de los otros pasan a la próxima legislatura, los demás fueron archivados.
En medio de la abulia y el desdén legislativo cabe descollar algunas iniciativas que se salvaron de la modorra imperante en el Capitolio. Se destaca el proyecto de Ley de reparación integral de las víctimas del Senador Juan Fernando Cristo, la cual fue aprobada pese a la feroz oposición del reticente ex ministro del Interior, Carlos Holguín, que tuvo frente a ella los reparos de índole fiscal que no tuvo cuando se tramitaron los beneficios para los desmovilizados de las AUC. Es decir, cicatero con las víctimas y generoso con los victimarios, habrase visto?
Otro proyecto de la mayor importancia para el gobierno, de cara a la ratificación del TLC en el Congreso de los EEUU es el de la parafiscalidad de las cooperativas de trabajo asociado, que fue finalmente aprobado. También lograron salir aprobados y en algunos casos ratificados varios tratados internacionales, especialmente de comercio. Lo demás se quedó en leyes de honores y en la creación de estampillas en beneficio de alguna causa cualquiera. Por lo demás, los debates de control político fueron pocos pero interesantes, los cuales versaron especialmente sobre la crisis de las relaciones de Colombia con sus vecinos y sobre el desempeño de la economía, particularmente sobre las decisiones tomadas por el Banco de la República para enfrentar los amagos de estanflación de la economía y la revaluación del peso frente al dólar.
Bogotá, julio 6 de 2008
www.amylkaracosta.net
[1] Ex presidente del Congreso de la República
[2] Universidad de los Andes. Departamento de Ciencia Política. Junio, 20 de 2008
Amylkar D. Acosta M[1]
La legislatura que acaba de concluir es de aquellas que, como se dice en el argot deportivo, son sólo de trámite, por lo intrascendente, por lo insulsa y anodina de sus deliberaciones. Su último período estuvo además antecedido de la convocatoria de unas sesiones extras efímeras de tan sólo 4 días, que iban del 11 al 15 de febrero, con una cargada agenda de 16 proyectos de Ley, al tiempo que paradójicamente el Presidente exhortaba al Congreso a concentrarse en los proyectos económicos mientras el gobierno se dispersa con tal profusión de proyectos para tan corto tiempo. Pero, lo más simpático es que el gobierno terminó retirando varias de sus iniciativas, sin que estas hubieran iniciado su trámite siquiera, es el caso de la Ley forestal y la relativa a la creación de zonas libres de segunda vivienda.
Este hecho se repetiría ya en las sesiones ordinarias del segundo período de la última legislatura con la Reforma política; después que la radicó se las apañó para que al mejor estilo del filibusterismo teodolindano su bancada terminara hundiéndola por trámite. Esta reforma, supuestamente, estaba encaminada a que el tan cuestionado Congreso de la República, que se debate entre la ilegitimidad y la falta de representatividad, se autoreformara. Con este ya son 16 intentos de reforma del quehacer de la política y de las prácticas electorales, la mayoría de ellas de origen parlamentario, que han terminado en el fracaso.
Pudieron más las trapisondas y las maniobras de baja estofa que los buenos propósitos y allí siguen apoltronados los suplentes de quienes han renunciado al fuero por sus problemas con la Justicia y/o por estar vinculados a la investigación de la parafarpolítica han sido suspendidos en el ejercicio de sus funciones. Ya asciende a 63 los investigados y 33 los cobijados con medidas de aseguramiento sin beneficio de excarcelación, la gran mayoría de ellos pertenecientes a la coalición de gobierno.
La Constituyente de 1991 perdió su tiempo aboliendo las suplencias, pues estas han retornado con renovada fuerza; en este período que concluyó circularon por el Congreso más de 367 parlamentarios cuando los elegidos fueron sólo 268. Pero, lo más aberrante es que algunos de tales suplentes se arrogan la representación que no les dio el elector, en este Congreso que día a día se desvanece, con un número de sufragios rayano en la ridiculez.
Es el caso, a guisa de ejemplo, del suplente del ex Senador Miguel De la Espriella, Ricardo Ariel Elcure, que llega a ocupar su curul con escasos 4.017 votos; o el suplente del ex Representante Alfonso Campo Escobar, Victor Julio Vargas, con 2.907 voticos. No hay que devanarse los sesos, entonces, para entender por qué el Congreso de la República es una de las instituciones más vilipendiadas y desprestigiadas del país.
Luego del entierro de tercera que le dieron a la Reforma Política, so pretexto de que la misma con la “Silla vacía” desconocía el debido proceso de la parapolítica, el gobierno optó por crear una Comisión de Notables, para que fuera esta la que se ocupara de ella, con lo cual este amedrentado Congreso quedó no sólo en condiciones de interinidad, sino además desplazado en sus funciones y competencias.
Luego del entierro de tercera que le dieron a la Reforma Política, so pretexto de que la misma con la “Silla vacía” desconocía el debido proceso de la parapolítica, el gobierno optó por crear una Comisión de Notables, para que fuera esta la que se ocupara de ella, con lo cual este amedrentado Congreso quedó no sólo en condiciones de interinidad, sino además desplazado en sus funciones y competencias.
Pero, a poco andar, como efecto colateral del choque de trenes entre el gobierno y la Corte Suprema de Justicia por cuenta de la yidispolítica, dicha Comisión fue relegada a un segundo plano, pues su objeto queda subsumido en los meandros de un Referendo Express del cual va a ocupar el gobierno al Congreso de la República en el período de sesiones que se inician el próximo 20 de julio, si es que el Presidente de la República insiste en su convocatoria.
También se deberá ocupar el Congreso, si es que le queda tiempo para ello, del cúmulo de proyectos que harán tránsito de la anterior legislatura a esta otra. Según el programa Congreso Visible[2], de 400 proyectos que fueron presentados, 86% fueron de iniciativa oficial, de los cuales se aprobaron 20 (¡!) y seguirá su trámite el 62% de ellos; entre tanto, de los de iniciativa parlamentaria se aprobaron 30 y sólo el 25% de los otros pasan a la próxima legislatura, los demás fueron archivados.
En medio de la abulia y el desdén legislativo cabe descollar algunas iniciativas que se salvaron de la modorra imperante en el Capitolio. Se destaca el proyecto de Ley de reparación integral de las víctimas del Senador Juan Fernando Cristo, la cual fue aprobada pese a la feroz oposición del reticente ex ministro del Interior, Carlos Holguín, que tuvo frente a ella los reparos de índole fiscal que no tuvo cuando se tramitaron los beneficios para los desmovilizados de las AUC. Es decir, cicatero con las víctimas y generoso con los victimarios, habrase visto?
Otro proyecto de la mayor importancia para el gobierno, de cara a la ratificación del TLC en el Congreso de los EEUU es el de la parafiscalidad de las cooperativas de trabajo asociado, que fue finalmente aprobado. También lograron salir aprobados y en algunos casos ratificados varios tratados internacionales, especialmente de comercio. Lo demás se quedó en leyes de honores y en la creación de estampillas en beneficio de alguna causa cualquiera. Por lo demás, los debates de control político fueron pocos pero interesantes, los cuales versaron especialmente sobre la crisis de las relaciones de Colombia con sus vecinos y sobre el desempeño de la economía, particularmente sobre las decisiones tomadas por el Banco de la República para enfrentar los amagos de estanflación de la economía y la revaluación del peso frente al dólar.
Bogotá, julio 6 de 2008
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[1] Ex presidente del Congreso de la República
[2] Universidad de los Andes. Departamento de Ciencia Política. Junio, 20 de 2008
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