El 24 de abril presentan libro "Festejo de lo Perdido"

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El evento está previsto para realizarse el 24 de abril próximo durante el lanzamiento de la Agenda Cultural de Chevron.

Festejo de lo Perdido es una alegoría al existir. En él se recupera la esperanza de quien ya no está con nosotros, dice Rafael Darío Jiménez, autor del prólogo del libro.

Esta obra permite un diálogo con el pasado, y en armonía los secretos son develados. Por eso, Óscar Parra Barrios, autor del libro, afirma que FESTEJO DE LO PERDIDO es un homenaje a la infancia; pero no sólo de su infancia, sino en función referencial de esas invocaciones, traducido metafóricamente a un espacio habitual.

En su primera edición, de 1000 ejemplares, el libro ha contado con el apoyo de la empresa rivada ECOPETROL Chevron Petroleum Company, a través de la gestión de la Doctora Hermelina Arango, Super Intendente Distrito Riohacha.

PERFIL BIOGRÁFICO DEL AUTOR

ÓSCAR OSVALDO PARRA BARRIOS nace en Aracataca, Magdalena. Poeta y Gestor cultural. Poemas suyos han sido publicados en la Revista Poesía Viva, Cartilla El solar y en el Portafolio Literario Connivencia. Ha participado en las compilaciones de autores Guajiros: “Los Hijos del Pez”, editado por la Universidad de La Guajira; “Palabra y Residencia”, editada por la Dirección Técnica de Cultura Municipal; Cuentos Renata Guajira, como diplomante en el Taller de Escritura Creativa, editada por el Ministerio de Cultura. Actualmente es miembro de la Fundación Atrapasueños. Trabaja como Instructor en el área de Redacción y Sustentación de Informe.

“Óscar Osvaldo Parra Barrios, un hombre que deambula por múltiples emociones: El silencio, la alegría, la soledad, la nostalgia y, entre ellas la poesía, reclamando su orilla. Se ha lanzado al vacío en muchas ocasiones y lo hace con la convicción que su oficio de escribir, más que una condena, es un acto generoso. “Manejo el perfil de Hölderlin, al decir, que la poesía no es el enemigo de mi existencia, sino la flor, la gloria”. Su mayor propósito es hacer de la escritura un rito continuo, eterno; por eso se acoge a sus designios. Claro está, sin querer atarse a la ingratitud de sus formas”.